Hechizado [A #1] ✔

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Capítulo 8: Duelo de miradas.

Cuando Colton se va, lo primero que hago es llamar a la señora Márquez y decirle que estoy lista para irme. Hoy es el cumpleaños de Lisa, la más pequeña de sus cuatro hijos, y yo ya nos habíamos puesto de acuerdo con anterioridad en que sería yo quien hiciera toda la repostería. Amo hacer postres y decorarlos, y si a eso le agregamos la buena paga, lo amo incluso más.

Para mí no era ninguna molestia, se lo dije varias veces, pero ella insistió en que me pagaría. Le dije que me vendría mejor un lugar para quedarme y ella aceptó sin preguntar mucho más cuando le dije que mi padre no estaba en casa. Sabía que esa mujer podía ser un poco entrometida cuando quería, pero agradecía enormemente que no lo hubiera hecho en ese momento.

Ahora me encuentro nerviosa rezando a todos los dioses habidos y por haber, que por favor Colton no regrese antes de que yo me haya ido. Sé que se va a volver loco si se da cuenta de que me voy, pero no me importa. Estos últimos días con él han sido casi insoportables. He estado sola la mayor parte del tiempo y él me ha ignorado como si yo no existiera, así que decidí hacer lo mismo a pesar de que no es tan fácil como imaginé.

De hecho es demasiado complicado tratar de ignorar su presencia tan masculina. Bufo y paso las manos por mi rostro en un intento de deshacerme de estos pensamientos tan gráficos.

Algunos minutos después, cuando he logrado calmarme, Irma Márquez llega por mí y yo garabateo una nota rápida que dejo sobre la barra. Comenzamos a cargar todo en el auto, desde los pastelitos hasta mi equipaje, pero entonces decido dejarle una pequeña muestra de agradecimiento por haberme cuidado estos días. O más bien por tenerme encerrada como esclava. Lo único que faltó fue que me hiciera su esclava sexual, cosa que, para mi mala suerte, no hizo.

Daría lo que fuera por volver a estar con él aunque fuera solo una noche más.

Cuando Irma y yo terminamos de llevar toda la repostería, me subo al auto y viajamos las pocas cuadras que separan su casa de la mía.

—Los niños están ansiosos por verte —dice—. Como las últimas semanas has estado algo desaparecida...

Se interrumpe esperando a que yo diga algo para apaciguar su curiosidad.

—También muero por verlos.

—Ya. Claro. Ahora, ¿me vas a decir qué es lo que hacías en el lugar del mecánico? Está muy bueno, eso lo acepto, pero... ¡Joder! Qué suertuda eres, Any. Me he preguntado tanto cómo sería...

—Le estaba haciendo un favor a mi papá —la interrumpo sin querer escuchar lo que está pensando. Me encojo de hombros y ella bufa—. Solo me cuidaba, nada más. Ya dejó en claro que solo me ve como una niña. Solo... Él solo me cuidaba porque mi papá se lo pidió —finalizo en un susurro, aunque la verdad es que ni siquiera lo sé.

No me ha contado la razón por la cual quiso que me quedara en su casa y así yo no puedo estar. ¿Se siente responsable por mí de alguna forma? Tal vez siente que es lo único que puede hacer después de nuestra noche juntos. Tal vez cree que me debe algo.

A pesar de que quise negarme a su mandato de que me quedaría en su lugar, al final acepté porque... Bueno, es Colton. No iba a perder la oportunidad de estar más cerca de él. El que sea un imbécil no le quita lo sabroso que está.

Suspiro y mis pensamientos se desvían a mi padre. No he sabido nada de él. Ha desaparecido casi una semana y no sé dónde está ni si se encuentra bien. Nada. Cero rastros de él. Es como si lo hubieran abducido los aliens. Sin embargo, no es la primera vez que pasa. Ya se ha ido antes para volver días o semanas después y hacer como si nada.