Hechizado [A #1] ✔

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Capítulo 7: Respirar profundo.

COLTON

Me recargo sobre la puerta del baño sintiendo el corazón acelerado, la sangre hirviendo y una enorme molestia en la entrepierna.

Lo sabía. Sabía que no era una buena idea ir y acostarme a su lado, pero no pude evitarlo. El sillón era estrecho e incómodo y las frazadas no me cubrían lo suficiente. Luego, estar pensando en que Anya estaba acostada sola en la enorme cama, calentita entre las cobijas y oliendo tan bien... me hizo ponerme de pie automáticamente y dirigirme al cuarto.

Me acosté a su lado con cuidado, causando que ella se despertara. Me vio con esos ojos entrecerrados y la recordé debajo de mí, gritando mi nombre y encajando las uñas en mi espalda. En ese momento se reforzó en mi mente la seguridad de que no era una buena idea, pero de igual manera me metí entre las sábanas. Y ella me lo permitió.

Hizo ese sonido, como un gemido, cuando volvió a reposar su cabeza sobre la almohada y yo me quedé viendo el techo sabiendo que no podría dormir. Pero, contra todo pronóstico, caí muy pronto en un sueño tranquilizador. Soñaba... con una mujer sin rostro que me acariciaba y yo acariciándola de regreso. Tenía un cuerpo hermoso, joven, con piel cremosa y suave. Olía al mismo cielo y comencé a tocarla, excitándome en el proceso. Se sentía tan reales sus tibias curvas bajo mis manos, que quise ir más allá y metí mi mano dentro de sus bragas. Se encontraba húmeda, ardiendo por mi toque, restregándose contra mi deseosa de que la poseyera.

Luego se escuchó un largo gemido que me trajo de vuelta a la realidad. No era un sueño. Salí huyendo hacia el baño cuando me di cuenta de que era Anya a quien había estado tocando sin su permiso, y ahora tengo miedo de salir y que me lancé una mirada de reproche. Si yo hubiera estado en su lugar... Joder, yo no me hubiera quejado, pero ella es una mujer. Es una niña. Así necesito verla, convencerme a mí mismo. Es casi diez años más chica que yo y...

Maldita sea.

Suspiro y me paso ambas manos por la cabeza.

Su padre y yo tenemos un trato: tengo que tenerla vigilada en todo momento. Hay gente muy peligrosa tras de él, quieren hacerlo sufrir y la única manera de que lo logren es a través de ella. Me permite tenerla cerca para tenerla a la vista, para no descuidarla, para asegurarme de que se encuentra bien, a salvo y fuera de peligro. Estoy con ella para que se siga viva, no para que me la folle como un poseso en cada ocasión que la tengo tan cerca.

Pero ella me lo rogó, se ofreció a mí como una sirena seductora... y yo soy un hombre débil ante las tentaciones.

Para qué mentir, ese cuerpo me había estado tentando desde que se terminó de desarrollar hace ya algunos años. Y luego ayer, en la lluvia, con la ropa adherida al cuerpo y sus pequeños pezones suplicando ser besados... ¡Mierda! Solo un puto ciego habría podido resistirse.

Me tentó, sigue tentándome. Tengo ganas de salir y follármela hasta que ninguno de los dos pueda más, pero no es correcto.

Río secamente ante ese pensamiento y froto mis ojos ante ese pensamiento. ¿Desde cuándo me importa lo que es correcto y lo que no?

Me siento en el retrete cerrado y paso una mano por mi rostro sintiendo la barba insipiente bajo mi palma. Cierro los ojos pensando en la mejor manera de salir de esta situación.

No puedo dejarla sola sabiendo que hay gente que la tiene en la mira, como el puto de Bravo. Me enfurezco al recordarla saliendo y confirmando sus sospechas de ser hija de Jack. No tenía ni puta idea de lo que hizo al decirle su identidad.