LIA
-Ayer no hablamos mucho. -Me dijo mi madre mientras le pasaba el último plato de la mesa, una vez todos habíamos acabado de cenar.- ¿Cómo te fue la semana? -Me preguntó mirándome con la típica mirada de mamá osa. Lástima que mi madre tuviera el sexto sentido averiado. Eso era más de mi padre.
-Bien. -Me encogí de hombros.- Como todas las demás.
-Bueno, tuviste que cuidar a tus hermanos.
-Te vas de viaje todos los meses, no es nada nuevo. -Le dije con indiferencia.
-Lia... -Mi madre me llamó cuando me di la vuelta para irme.- Deberías hablarme, contarme como te sientes. No eres la única que sufre su pérdida. -Me giré y la miré. Me reí por dentro.
-¿Ahora te preocupas por mí? -Le solté, no debería haberlo hecho pero una vez sacado el tema.- Deberías preocuparte más por Alice, Mark y Helen. Tu querido marido es un excelente padre para ellos. -Lo último lo susurré, para que nadie en el salón me oyera.
-Ya sé que no te gusta Mike. Pero me quiere y me trata bien. -Le defendió ella. ¿Cómo podía? Alguien que no hace feliz a tus hijos no puede hacerte feliz a ti, ¿no?- Podrías alegrarte por mí, que he rehecho mi vida. -Me pidió. Nunca me alegraría por ella si estaba con Mike.
-Me alegro por ti. -Le dije con mi mejor cara de asco y me fui a mi habitación sin dejar que me contestara. Había tardado bien poco en rehacer su vida. Estaba harta de mi madre, de Mike, de esta asquerosa casa. Quería ver a Dani, coger a mis hermanos y largarme de San Francisco. Pero sobre todo quería ver a mi padre.
Me tiré en mi cama y cogí mi teléfono. Entré en mis fotos y busqué la que quería. Estuve mirándola minutos y minutos sin darme cuenta. Éramos mi padre y yo en Central Park hace dos años y medio. Estábamos sentados en un banco y el pasaba sus brazos alrededor de mis hombros mientras yo reía a carcajadas por culpa de Finn, que hacía la foto y estaba haciendo el tonto.
Bloqueé el móvil justo cuando sonó por recibir un mensaje.
Jake: La cena con Sophie ha estado genial. Gracias macarra. 22:16
Puse los ojos en blanco y sonreí. Se me fueron las ganas de llorar que ni me había dado cuenta que tenía hasta ese momento.
Lia: Me alegro. Jordan me ha hecho ver las estrellas. Gracias también. 22:18
Visto. El niño mimado me había dejado en visto.
La puerta de mi habitación se abrió lentamente y aparecieron Alice y Helen, en sus pijamas y con muñecas.
-¿Lia quedes jugad? -Me preguntó Helen dejando las muñecas en mi cama.
Alice se subió a mi cama para sentarse a mi lado.
-Ya no juegas nunca con nosotras y Helen estaba triste. -Me explicó.
-Claro peque. -Le sonreí dulcemente y la subí a mi cama para jugar con ellas con las muñecas.
Tenían razón. Antes solía jugar más con ellas así que decidí pasar más tiempo con mis hermanas pequeñas. A la media hora Helen se caía de sueño y la llevé a su cama. Volví con Alice a mi habitación para estar un rato con ella.
-¿Estás bien con mamá? -Me preguntó mientras jugaba a un juego de mi móvil y yo le hacía una trenza.
-Claro. Como siempre. -Le respondí yo. Alice tenía solo diez años, no iba a explicarle mis problemas.
-Yo también echo de menos a papá. -Continuó al cabo de un rato y se giró para mirarme. Su carita de pena me rompió el corazón.
-Todos peque. -Le abracé y ella se escondió en mi cuello.- Pero no pasa nada ¿vale? Estoy yo, y Dani. Por no hablar de los tontos de Finn y Luke. Vamos a cuidarte como lo hacía él. Igual que tú cuidas a Mark y Helen.
ESTÁS LEYENDO
Don't judge the bad girl
RomanceUn chico bueno. Una chica mala. Un amor prohibido. Una horrible tragedia. Descubre como nunca hay que juzgar a un libro por su portada y nunca hay que juzgar a la chica mala.