JAKE
Me giré de golpe al oír que alguien golpeaba mi ventana.
Vi a Lia allí, subida al tejado de mi garaje y con su cabeza en el hueco de mi ventana. Sonreía de lado, divertida por la situación.
-Buenas noches. -Le dije a modo de saludo al abrir mi ventana.
Ella se me quedó mirando y cuando iba a contestar se percató de que llevaba bañador y una toalla colgando del hombro.
-¿Te vas a la playa? -Me preguntó apoyando la barbilla en el alféizar de la ventana.
-Nos vamos a la playa. -Le sonreí. La playa a esas horas de la noche en casi noviembre estaría desierta. Y aunque hiciera algo de frío quizá la convencía para bañarse conmigo.- La idea era estar solos, ¿no?
Ella asintió con la cabeza y sonrío.
-Pues vamos allá. -Y dicho esto se giró y saltó del tejado al césped del jardín.
La seguí con agilidad y salté al césped. Nos dirigimos al garaje y cogí las llaves del coche.
-Suba al carruaje, señorita. -Le dije sonriendo divertido abriéndole la puerta de mi Mercedes.
Esperaba que se riera o que como mínimo me pusiera los ojos en blanco como hacía millones de veces al día.
Pero no hizo nada de eso.
Frunció el ceño y se quedó quieta mirando mi coche negro. Dio un par de pasos hacia detrás y se dirigió a mi moto.
-¿Y la moto?
-Hace frío y vamos a la playa. -Miré a Lia fijamente. El otro día ya me hizo lo mismo. Se negó rotundamente a ir en el coche sin darme ninguna explicación. Esa noche quería saber porqué.- Cuando vayas mojada no querrás ir en moto.
-No quiero ir en el coche. -Me contestó sin más.
Lo que fuese que tuviera con Lia no iba a funcionar, no si no éramos sinceros el uno con el otro. Quería saber que se le pasaba por la cabeza cada momento del día. En esos momentos en los que se quedaba mirando a la nada, ¿qué pasaría por su mente?
-¿Por qué? -Le pregunté, retándole con la mirada. No iba a ir a ningún lado si no me daba una explicación.
-No es asunto tuyo, niño mimado. -Contestó otra vez volviendo a empezar. Nuestra relación era un continuo tira y afloja. Con un paso adelante, donde ganábamos confianza, dábamos dos para atrás donde ganábamos hostilidad.
-Lo es. No quiero conducir la moto. -Me apoyé en el coche mostrando falsa indiferencia. No me iba a mover.
-Conduzco yo, entonces.
-Lia, no. -Suspiré pasándome una mano por el pelo.- Primero: no vas a conducir mi moto. Segundo: ¿Qué es lo que te pasa?
Lia cerró los ojos y bufo exasperada, dando la batalla por perdida.
-Me dan miedo, ¿vale? -Me miró a los ojos, claramente enfadada por tener que decírmelo.- Los evito siempre que puedo y en este momento puedo. Así que por favor -Señaló con ambos brazos a mi moto.- vamos con esto.
Fruncí el ceño.
-Debería ser al revés ¿sabes? A la gente le da miedo las motos, no los coches. Los coches son mucho más seguros.
Lia soltó una risa amarga.
-Eso dicen todos. Pero lo que mató a mi padre fue un coche, no una moto. -Sin decir nada más cogió el casco que había en la estantería y se lo puso.
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Don't judge the bad girl
RomanceUn chico bueno. Una chica mala. Un amor prohibido. Una horrible tragedia. Descubre como nunca hay que juzgar a un libro por su portada y nunca hay que juzgar a la chica mala.