LIA
Al salir de trabajar el sábado a las cuatro de la tarde entro en una cafetería del centro y me siento en una de las mesas.
Se me acerca un camarero joven y me pido un sándwich. Mientras me lo traía miré el reloj más veces de las que podía contar. Llegaba tarde, aunque eso no me sorprendía lo más mínimo. Siempre llegaba tarde.
Me trajeron el sándwich y lo devoré de un bocado. Me moría de hambre.
Hoy había trabajado de camarera en el club de campo. Servir comida me daba muchísima hambre.
La campanita de la puerta que anunciaba que alguien había entrado a la cafetería sonó y me giré para ver quien era.
Por fin.
El chico al que había estado esperando me dio un beso en la frente y me despeinó, para después sentarse en frente de mí.
-Perdón por llegar tarde. -Se disculpó mirándome.
-Da igual. -Le dije a mi hermano Dani. Después de casi un mes sin verle por fin se había dignado a venir de su maravilloso campus universitario a verme.- Al menos te acuerdas de que tienes hermanos.
-Por supuesto. -Sonrió divertido.- ¿Como está mamá?
-¿Acaso te importa?
-No mucho. Era por educación. -Se encogió de hombros.- ¿Me echa de menos?
-Si lo hace no me lo ha dicho. Tampoco es que hablemos mucho pero bueno.
-Lo sé. -Se quedó callado un momento. Pensando.- ¿Cómo te va todo? Me dijo John que estuviste con él.
-Me va bien. Hicimos negocios.
-Hablando de eso -se me quedó mirando y negó con la cabeza- No quiero que hagas... Eso que hiciste con John. Te la estás jugando mucho. Vale que queramos conseguir dinero pero hay muchas otras formas de hacerlo.
-Claro, es mejor lo que haces tu con Caroline. -Le acusé.
-Vale sí, eso está mal pero no es peligroso. La chica está enamorada de mí. ¿Que se le va a hacer? -Dani sonrió de lado, como orgulloso de si mismo y yo puse los ojos en blanco.
-Esa chica es idiota. ¿Cómo no se da cuenta?
-Le ciega su amor por mí.
Al oírle decir eso le pegué una patada por debajo de la mesa.
-Imbécil. -Mascullé.
-Cuando alguien se enamora de ti está dispuesto a hacer cualquier cosa. Y si tiene dinero y me ayuda es por que quiere. Yo no le obligo.
-Ya. ¿Pero sabe ella que no le quieres? -Le pregunté alzando una ceja, probándole.
-Eso es muy relativo.
Negué con la cabeza. Mi hermano se estaba aprovechando de una pobre chica, que vale que era tonta y me caía muy mal, pero aún así. Yo traficando no le hacía daño a nadie.
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Don't judge the bad girl
Lãng mạnUn chico bueno. Una chica mala. Un amor prohibido. Una horrible tragedia. Descubre como nunca hay que juzgar a un libro por su portada y nunca hay que juzgar a la chica mala.