La criatura corrió a toda velocidad hacia ambos y dio un salto vertiginozo buscando despedazarlos, pero Sam alzó su escopeta y le disparó en la cabeza justo a tiempo, cientos de trozos cayeron pintando la nieve de rojo.
Ambos empezaron a correr por todas las calles, intentando ayudar a los miembros de la comunidad, lo cual resultaba difícil, las criaturas los superaban en cantidad y en fuerza. Giraron en una calle alterna luego de escuchar una pequeña explosión.—¡Hay que separarnos! —habló Noah con fuerza, intentaba elevar su voz por encima del caos.
—¡Bien! —comenzaron a tomar senderos distintos— ¡Cuídate!
La brisa congelada cortaba como una gélida daga toda su piel, mientras que sus pulmones hacían un gran esfuerzo en resistir a carrera, de vez en cuando la nieve lo hacía perder el equilibrio y casi tropezar. Llegó a una cuadra abarrotada de cadáveres ensangrentados regados por todas partes, vecinos, compañeros, amigos, todos transformados en inertes cuerpos sin vida. Bajó la velocidad y contempló horrorizado aquella imágen de pesadilla, era como si la oscuridad hubiera emergido para azotar el último vestigio de la humanidad.
Escuchó un escándalo cerca de la casa de Nora, una de sus amigas recolectoras, apresuró el paso y llegó justo para verla entre el humo y el caos. Lizz disparó su pistola repetidas veces contra uno de ellos, la criatura terminó con decenas de agujeros por todo el cuerpo y principalmente la cabeza.
—¡Lizz! —levantó su escopeta y asesinó a una de las bestias que había caído desde el techo de una casa. Volteó y después de mucho tiempo, sus ojos lo miraron otra vez.
Ni siquiera el frío podía hacerlo temblar tanto como el ver el castaño en sus iris.Dio un paso a delante y en un segundo la casa tras ellos explotó, Sam y ella salieron volando hasta impactar contra el suelo. Cayó de espaldas contra la acera llena de nieve, abrió los ojos, su vista estaba borrosa y sus oídos solo captaban un ensordecedor zumbido.
Giró y miró a Lizz, tendida sobre el suelo mientras una lluvia de cenizas y ascuas pintaban todo cual paisaje infernal. Comenzó a arrastrarse a través de la calle hacia ella, sus fuerzas lo habían abandonado, no pudo moverse demasiado.Tosió y escupió sangre, nuevamente levantó la vista, a pesar de su pobre visión, divisó algo, una oscura figura que se movía entre el caos, a cada paso se volvía más nítida y clara para él. Aquella silueta se arrodilló y Sam pudo ver de quién se trataba, era imposible, era irreal, no había explicación alguna para lo que él estaba viendo. Su padre estaba frente a él.
Jonh lo observó indiferente con aquellos ojos cansados y simplemente negó, Sam sintió que su corazón estaba a punto de estallar, mientras que su cerebro ni siquiera podía comprender lo que pasaba.—¿Qué diablos haces ahí tirado? —preguntó inmutable, casi parecía molesto con lo que veía.
—Pa-papá —pudo articular mientras extendía su mano ensangrentada hacia su padre.
—Debes levantarte —dijo Jonh poniéndose de pie. Lo miró una última vez con aquellos ojos fríos y casi inexpresivos.
—Papá... espera —lentamente Jonh le dio la espalda, y siguió caminando sin voltear a verlo.
—No mueras, Sam, ya te lo había dicho —a cada paso su figura se iba perdiendo hasta que desapareció. Golpeó el suelo lleno de rabia.
—¡Papá!, ¡Papá! —gritó descontroladamente. Cuando algo lo tomó de el cuello de la camisa y de un tirón lo puso boca arriba. La criatura blanca se colocó encima de él y le rurgió en la cara, llenándolo de sangre negra y maloliente.
Ni siquiera alcanzó a reaccionar del todo, era como si la visita de su padre lo hubiera dejado en un estado de somnolencia, la bestia abrió su boca e intentó morderlo, pero un disparo la hizo retroceder. Lizz fue quien disparó. Continuó abriendo fuego hacia aquel monstruo hasta que al fin logró matarlo se levantó lentamente y la miró, un estallido de emociones le llegaron al momento en que sus miradas se cruzaron una vez más
—¿E-estás bien? —dudó él.
Pero no le respondió.—¡Chicos! —Gritó Noah, corriendo llegó hacia ellos y rápidamente los abrazó a ambos, dejándolos incomodamente cerca uno del otro.
—¿Están bien?—Yo —pronunció ella, Sam tembló. Era como escuchar una melinflua canción que acariciaba sus oídos.
—¿Sam, todo bien? —volteó a verlo pero él seguía catatónico mientras la miraba.
—Sí, estoy bien —sonrió ligeramente, era como si se hubiera olvidado del dolor y la sangre por unos instantes efímeros.
—¿Qué pasó aquí? —dudó Noah y junto a ellos contempló la carnicería que ocurrió. Se acercaron a una criatura ya fallecida.
—Tenias razón, Noah, no se extinguieron —habló Sam moviendo el cadáver con su pie—. Solo se estaban adaptando al invierno.
—¿Cómo es posible? —sin decir nada, Lizz se separó de ellos y caminó en línea recta sobre la calle, donde a la vista Joseph la recibió con un abrazo y un beso, Sam miró hacia otro lado.
—¿Qué pasó ahí? ¿Eh?
—Esas cosas la tenían acorralada, solo la ayudé.
—No, alcancé a ver que caíste tras la explosión, y comenzaste a delirar.
—No lo sé, no puedo explicarme
eso —dijo, rememorando lo sucedido.
En un breve instante recordó lo sucedido, y era imposible, su padre apareció y habló con él, pero entonces pensó que debió de haber sido la explosión la que causó esa alucinación.—¿Pero, estás bien?
—Sí, eso creo...
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LA CEPA: DEGENERACIÓN
Science FictionTercera parte de LA CEPA. Seis años han pasado desde que los habitantes de Fort Hope lograron recuperar su hogar. Un mortal invierno ha llegado, el cual a logrando exterminar a los infectados, pero en proceso de erradicar a los vivos por igual. Per...