23. ¿Presa o Cazador?

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—¿De qué hablas? —interrogó Sam mirando a Óscar con profunda seriedad. La gente había sido testigo de la oposición ante Los Cazadores, además que los actos de Sam traerían consecuencias mortales al haberle mandado a Scott una amenaza de tales dimensiones.

—¿Qué no te das cuenta de lo que haz hecho? Le acabas de declarar la guerra a Los Cazadores, todos moriremos —gritó completamente neurótico y corrió directamente a su casa. La gente pareció alarmarse.

—Mierda, debemos arreglar esto —dijo Nathan, comenzó a seguir a Óscar, Peter y Sam lo acompañaron.
Entró presuroso a su casa y se dirigió a la cocina, de una alacena sacó una botella de Whisky y le dio un gran trago, los miró a los tres con molestia.

—Nos condenaste... —parecía que su afición por beber era mucha, solo bastó con aquel targo para volverlo irritante— quiero que tú y tu grupo se marchen, ¡ahora!

—Cierra la boca y escucha —le arrebató la botella y la arrojó contra la pared.

—¡Maldito hijo de puta! —intentó golpearlo, pero Nathan reaccionó apuntando un revolver en dirección su cabeza. Óscar se detuvo, miró enfurecido a Nathan, no bajó el arma ni un centímetro—. Esto es un motín, ¡una traición!

—Llámalo como quieras, pero esta era la única opción para que abrieras los ojos —habló Sam, sereno y buscando calmarlo un poco—. Tenemos que pelear contra ellos.

—¿Tenemos? Hijo, ¿desde cuándo te convertiste en el líder y portavoz de esta comunidad?

—Desde que mi hogar fue arrasado por esos malditos —recordó las llamas y el dolor que sintió al ver a Fort Hope hecho cenizas—. ¿En verdad crees que esto es vida? Tan solo mira lo que pasó hace rato, llegará un momento en el cual no solo querrán llevarse comida, se llevaran más gente, niños, serán convertidos en esclavos, o peor...

—¿No crees que ya lo intentamos? —algo en él cambió, la debilidad e impotencia se transparentaba en sus ojos—. Ellos nos superan en número, en armamento, en todo. A eso súmale que tienen al mando al más hijo de perra de todos.

—Podemos pelear, tenemos una gran ventaja —habló Nathan.

—¿La cuál es? —inquirió, incrédulo.

—La gente —Sam mostró una ligera sonrisa—. Nathan dijo que hay más comunidades que también están sometidas por Los Cazadores, si nos unimos todos, y creamos un ejército lo suficientemente numeroso, podríamos hacerles frente y acabar con ellos.

—Déjame ver si entendí, ¿planeas ir de comunidad en comunidad reclutando gente? ¿Formar una milicia y pelear contra ellos?

—Esa es la idea. Haremos que las personas de las comunidades aliadas se nos unan contra ellos, si Los Cazadores son el enemigo, no dudarán en pelear junto a nosotros.

—Tal vez sea la única oportunidad para restablecer una alianza ya perdida —comenzó a decir Peter, se detuvo unos segundos y lo meditó—. Tal vez sea nuestra única oportunidad de crear paz.

Óscar se quedó callado, las palabras cobraban sentido y alentaban a atacar, pero más que todo, era que la paciencia de aquel hombre estaba a punto de terminar.

—Puede funcionar —concedió, finalmente—. Pero aún tenemos algunos problemas. No podemos llegar con la gente y esperar que se nos unan así nomas, además, ¿cómo haremos esto? ¿Acordamos hora y fecha con esos psicópatas y esperamos al día para ver si desean pelear de forma honorable? —dudó con obvio sarcasmo.

—No, Scott sabe que estoy vivo, y sabe que tramamos algo, es obvio que también movilizará su gente lo antes posible, en ese caso, debemos llevar toda la ofensiva al lugar donde tenemos la mayor ventaja, aquí.

LA CEPA: DEGENERACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora