Abrió los ojos, se quedó unos segundos mirando al techo, respiró profundamente y después se levantó. Se vistió rápido y bajó por las escaleras, no sin antes haber tomado un pequeño cuaderno y un bolígrafo. Llegó a la cocina, ella estaba cocinando el desayuno, volteó a verlo con una sonrisa.
—Adam —habló ella, exhibiendo su abultado vientre—. ¿Puedes traer algunos huevos?
—Seguro —le respondió sonriendo levemente, salió de la casa, instantáneamente se quitó su chaqueta y la dejó tendida en las sillas del patio. La nieve se estaba deshaciendo y el calor volvía, caminó admirando el lugar, las casas y las viviendas estaban siendo reconstruidas. Con el clima que volvía a la normalidad la gente empezaba a sembrar y a criar ganado de nuevo, siguió hasta llegar a la casa de Joy, él era quien criaba las gallinas.
Estaba en el gallinero recolectando los huevos, se acercó y tocó un par de veces en la puerta del lugar. Joy salió con una canasta llena de huevos y algunas plumas en su cabello.
—Adam, ¿vienes por tu ración? —le preguntó, amable.
—Sí.
—Bueno, permíteme apuntarte. —Tomó una libreta y colocó una palomita en su nombre—. Aquí tienes—le entregó cinco huevos en una bolsa de papel.
—Gracias, nos vemos —se despidió y salió de su casa.
Desvió su ruta y fue a la zona de entrenamiento, ya había nuevos reclutas, todos bastante jóvenes y llenos de motivación, Nathan los entrenaba. Al ver a Adam sonrió y le dijo algo a otro sujeto, corrió para alcanzarlo.—Hola Adam.
—Tío Nath. ¿Cómo va el entrenamiento? —le preguntó mientras ambos caminaban rumbo a casa de Lizz.
—Muy bien, ya en un par de meses podrás empezar a entrenar con los mayores.
—Lo sé, ha pasado el tiempo muy rápido.
—Vaya que sí —Nathan miró como la comunidad volvía a estar viva, a la vez que recordaba todos los sacrificios que tuvieron que hacer para recuperar la paz—. Adam, lo siento, jamás podré perdonarme lo que le pasó a tu padre, si tan solo hubiera...
—Tío Nathan, eso ya pasó. No fue tu culpa, debes dejar de culparte por ello —Nathan miró al joven que estaba frente a él, cuanto había madurado ya.
—Gracias Adam, has crecido mucho. Te veo en el entrenamiento más tarde.
—Claro que sí.
Siguió hasta llegar a la casa, Lily y Stuart ya estaban ahí, ambos estaban sentados en uno de los sofás, tomados de la mano. Lily sonrió y se levantó.
—Hola enano.
—Qué hay, Lily. —Se quedaron unos segundos mirándose fijamente, para luego estallar en risas. Lily se inclinó y lo abrazó con fuerza.
—Ha pasado tiempo. Mírate, estás más alto —sacudió su cabello.
—Y tú más vieja —se burló, ella se incorporó y se puso en guardia.
—Seré más ''vieja'' pero aún puedo patearte el trasero.
—Puedes intentarlo —Lily volvió a reír y lo abrazó nuevamente.
—Ya te extrañaba, enano.
—Es excelente que estés aquí, Lily, ¿se quedan a cenar? —le preguntó Lizz.
—Seguro —ella se le acercó y acarició su vientre—. ¿Cuántos meses?
—Ocho —sonrió y lo miró con ternura.
ESTÁS LEYENDO
LA CEPA: DEGENERACIÓN
Fiksi IlmiahTercera parte de LA CEPA. Seis años han pasado desde que los habitantes de Fort Hope lograron recuperar su hogar. Un mortal invierno ha llegado, el cual a logrando exterminar a los infectados, pero en proceso de erradicar a los vivos por igual. Per...