Transcurrieron un par de días en los cuales toda la gente de Harmony comenzó a preparar todo. Óscar habló con todos, la rebelión en contra de Los Cazadores había comenzado, y para su sorpresa, la gente no pudo ser más valiente.
Esta vez, los preparativos avanzaron de forma impresionante, la cantidad de trabajadores que había en el lugar era más que suficiente para preparar las defensas, los herreros fabricaban armas y reforzaban los alrededores, incluso los vehículos comenzaban a blindarse. El alimento se comenzó a almacenar, igual que las armas, todos los preparativos estaban en marcha, solo era cuestión de que el equipo partiera hacia las comunidades.
—Estamos listos —Nathan apareció, Sam volteó y lo encontró, llevando un gran y hermoso corcel de color café.
—Solo iré por mi arma y nos vamos —después de haber repasado el plan decenas de veces, ya todos estaban listos. Logrando reunir un total de nueve vehículos lo suficientemente grandes para lograr el éxodo. Tres autobuses bastante grandes, y con el tráiler integrado. Un par de autobuses escolares con las ventanas selladas con placas metálicas, igual bastante grandes, y el resto, varias camionetas vacacionales y un camper. A penas sería suficiente para comenzar a trasladar a la gente.
Caminó directo a con su familia, Adam lo miraba con esa expresión triste, pero al mismo tiempo acostumbrada, y Ann, cruzada de brazos, ni siquiera le dirigía la mirada. Se agachó al estar a la altura del niño.— Sabes que debo ir.—Lo sé. Y por eso quiero ir contigo.
—Claro que no, te necesito aquí, cuida a tu madre por mí.
—Peter quiere enseñarme a disparar, aprenderé rápido, ya lo verás, seré un gran soldado, como tú —parecía que su niño inocente se había esfumado, y en su lugar un valiente y bravo guerrero quería emerger. Sonrió.
—Claro que lo serás —besó su frente, y lo abrazó con fuerza.
—Espero y este plan funcione —acotó Ann, sin verlo directamente.
—Ya verás que sí.
—Cuídate, quieres... y vuelve en una sola pieza por favor —lo tomó de la cara mirándolo con ojos tristes, se acercó y dejó un beso sobre su mejilla, Sam asintió y también besó brevemente la suya, tomó el arma que le ofreció y se apartó.
Todos los vehículos estaban listos para partir, colgó el arma sobre su espalda y sonrió al ver a Lizz, también parecía un tanto acomplejada por verlo partir.
—No tomes esto como una despedida —envolvió con sus brazos su delgada cintura.
—No lo hago, sé que volverás —lo abrazó fuertemente y suspiró.
—Ey, ¿pasa algo? Estás temblando.
—Sam... creo... creo que...
—¡Vámonos ya! —avisó Marcus haciendo sonar el claxon del autobús.
—Debo irme, ¿decías algo?
—No... cuídate —mostró una sonrisa nerviosa—. Te amo —se besaron nuevamente, luego de eso Sam se dirigió al autobús y entró.
Entonces comenzó una carrera contra reloj, los emisarios de Harmony irían de comunidad en comunidad, reclutando gente para la gran guerra que se aproximaba.
Tras un viaje que duró aproximadamente cinco horas, el convoy llegó al primer destino. Fort Mercy, uno de los muchos distritos creados al principio de la infección, el lugar era parecido a Harmony pero mucho más pequeño y bastante descuidado. Un lugar habitado por aproximadamente trescientas personas, equipadas con armamento y vehículos, además de tener un centro comercial medianamente abastecido de comida.
ESTÁS LEYENDO
LA CEPA: DEGENERACIÓN
Ciencia FicciónTercera parte de LA CEPA. Seis años han pasado desde que los habitantes de Fort Hope lograron recuperar su hogar. Un mortal invierno ha llegado, el cual a logrando exterminar a los infectados, pero en proceso de erradicar a los vivos por igual. Per...