IV

204 13 9
                                    

Sky recomienda: The City - The 1975 <3


Una llovizna comenzó a cubrir la ciudad y yo estaba maldiciendo. Ya estaba prediciendo lo que pasaría en unos momentos: Las tejas comenzarían a ponerse resbaladizas y de alguna u otra forma patinaría sobre ellas, caería como una cascara de plátano sobre la acera de la calle y de pronto, tendría una docena de manipulados alrededor de mí, respirando en mi oído y susurrándome que era una tonta... y que me había roto todos los huesos del cuerpo por la caída.

Estúpida lluvia, la amaba cuando estaba sentada en mi habitación mirando por la ventana con una taza de café, pero ahora estaba jodiendo mucho.

Caminé por el techo de un edificio, por el que tuve que jodidamente saltar; el otro edificio de donde salté era ligeramente más alto que este otro, y solo los dioses saben cómo sobreviví. Aterricé con mis manos, pies, luego rodé y en el proceso me rompí media uña.

No, no, no te equivoques. No tenía las uñas largas. Solo se rasgó una mitad de la uña de mi pulgar, podía ver la carne al rojo vivo por la esquina de mi dedo. La suciedad de mis manos hacía que mi pulgar ardiera en agonía. No le di importancia, tenía que llegar al otro edificio cuanto antes, podía asegurar —si mis cálculos no me traicionan— que el edificio al que me dirigía debía tener la salida fácil que estaba en mi mente, que obviamente funcionaba para mí en mi cabeza. El estruendoso sonido de un helicóptero acercándose me alertó por un momento y el foco de luz inspeccionando las calles me gritó que me ocultara rápidamente.

Mi panorama no era nada servicial en esa ocasión, solo había un gran compresor en el centro y eso era todo. Corrí hacia él en el momento que la chillona luz blanca apuntó al techo del edificio donde me encontraba. Hice contacto con el compresor y me quemé un poco las manos pero no podía despegarme porque entonces no entraría en la poca sombra que daba este.

Cuando el helicóptero por fin decidió que no había una chica de veinte años —casi veintiuno— oculta en el techo del edificio, fue a hacer espionaje en otra parte. Acomodé mi bolso en mis hombros y me levanté viendo a mí alrededor, los helicópteros ya estaban volando por toda la ciudad, apuntando sus reflectores en todas partes. Había comenzado la guardia de la noche.

Y eso era malo.

En pocos minutos, las calles estarían inundadas de manipulados y entonces yo, tendría que hacer un pacto con Satán para que pudiera salir viva de esto.

Fui hasta la cañería de la esquina del techo, que subía junto con la pared del edificio de atrás y el del lado de donde yo me encontraba. Verifiqué si era resistente como para soportar mi peso, y el de mi bolso. Comencé a subir por los bordes sobresalientes, no eran tan sobresalientes como cualquiera esperaría para poder escalarlo y llegar al edificio de al lado. Pero tenías que poder con lo que viniera.

Tengo que aceptar que me resbalé unas... mil veces, pero lo logré.

Estaba exhausta de tanto escalar y saltar, ya quería llegar a mi casa y dormir.

Oh, mierda. ¿Estaba delirando? Ni siquiera tenía una casa, después de todo. Corrijo, entonces, quería llegar a un lugar cómodo, fuera de la ciudad hacia un lugar poblado de árboles y tomar una siesta en una de sus altas y gruesas ramas. Hasta dormir en la tierra era peligroso.

Llegué al edificio de al lado sin problemas pero igual ocultándome en las sombras y cuando me asomé al otro lado supe que era una suertuda de mierda. Mis cálculos fueron correctos.

El callejón estaba oscuro y silencioso y la pared exterior del edificio en el que me encontraba estaba minada de los compresores de los aires en cada departamento. Sí, la suerte me empapaba algunas veces. Si saltaba por cada una podía llegar hasta abajo y cruzar la calle, ocultarme por aquí y por allá y salir de la jodida ciudad, me llevaría una hora en hacerlo, y lo haría. Aquí era una presa, pero no fácil como solía ser. Bajé y salté y salté unas cuatro, cinco, seis veces más, por debajo de la mitad del edificio.

Manipulados || SkyDuff©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora