Manipulados || SkyDuff©

IX

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¡Buenos días, tardes, noches, madrugadas, lo que sea! Disfruten la lectura<3

"La Guardia Nacional se regirá por las órdenes del jefe de Estado.

Reuní a cada persona especializada en el ámbito con un solo objetivo,

Cuidar a los ciudadanos de la R.A. a toda costa,

Mi pueblo estará seguro.

A menos que yo decida lo contrario."

Texto 5 de la Constitución

-J. K. Kautzman.

»₪«

Nueva York, Estados Unidos.

0600 Horas.

En el horizonte el sol no daba señales de querer aparecer.

¡Qué día tan friolento y triste!

Las calles silenciosas y las ventanas de los edificios estaban cerradas, tapizadas en madera, o rotas. Eso no quitaba la sensación de estar siendo observado por una o mil miradas; quizás las almas de los caídos se ocultaban en las sombras y esperaban ver a otro más ser derrotado.

Cientos de listas pegadas de las paredes con nombres de fallecidos, con nombres de las personas que ya nunca pisarían tierra americana por la desgracia gubernamental del Estado. Grafitis en rojo desgastado por todas las paredes blancas, nombres de personas que ya no existían. Agonía y desgarre hacían eco en todo el territorio; voces desalmadas.

¡Allí, allí! Gritaban, ¡Allí vienen! ¡Pobre gente! ¡Mi país! ¡Oh, mi bello país! Mira el camino que has tomado.

Mira en lo que te hemos convertido.

Allá en una abandonada intersección de Manhattan, situada en la esquina de la Ave. Broadway y la Séptima Avenida se encontraba el gran Times Square, años antes transitada por el gentío matutino; las carteleras de promoción, las pantallas informativas, todas ellas sumidas en un gris que combinaba con todo el sitio. Nada, ¿sabrá la gente la definición de nada?

Unos lo solían describir como la falta.

Otros como el mismo vacío.

El internet como "Inexistencia o carencia absoluta de todo ser".

Pero en realidad era "nada" un objeto faltante, un lugar vacío, una inexistencia... ¿o una emoción?

Tres extensos minutos se fueron con el viento y una cerradura se movió y crujió. El silencio era insoportable, te dejaba sin aliento. Un hombre salió del restaurante, alto y desgarbado. Detrás de él un niño y así fueron emergiendo más y más personas del restaurante chino, caminaban a paso calmado como si no supieran que en unos momentos comenzaría la guardia del día y no quedaría nada de ellos. Aproximadamente cincuenta personas se encontraban desasegurados en un plan suicida. Varios de ellos comenzaban a arrastrar objetos hacia el centro de la calle, de forma lineal, amontonados en un solo sitio. Construían una barricada. Una mujer flacucha se sentó a contemplar lo que sus compañeros hacían, no podía consigo misma.