CAPÍTULO 3: NUESTRAS DIFERENCIAS NOS HACEN PERFECTAMENTE IGUALES

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- ¡Maldito Ren! ¡¿Cuántas veces te he dicho que no traigas a gente extraña a la habitación?! - el peliazul gritaba al rubio nada más irrumpía en el dormitorio.-

- Vamos no es para tanto, sólo ha sido por un rato.

- ¡No me importa! ¡No tengo por qué aguantar que traigas tus ligues a la habitación!

Dos chicos jóvenes entre la edad de 19 y 21 años, están discutiendo en su habitación. El peliazul pegando voces como un loco es Masato Hijirikawa, mientras que el personaje pintoresco denotando parsimonia es conocido como Ren Jinguuji.

Ambos resultan ser conocidos de la infancia ya que cada uno pertenece a una respetada familia y aunque no se llevan bien, les ha tocado a las cartas compartir habitación durante todo el curso.

- Que no tengas tanta fama como yo y que seas un anticuado no quiere decir que todos los demás debamos ser iguales. Deberías dejar esa fachada tradicionalista tuya a un lado y enrollarte un poco más de vez en cuando, Masa.

- No bromees, yo no estoy aquí para jugar, me tomo muy enserio mis estudios, y de todos modos, ¿por qué me ha tenido que tocar compartir habitación contigo de todas las personas?

- Tch... Lo mismo podría decir yo de ti, ¿no lo crees?

Masato a veces se volvía demasiado paranoico, y precisamente su compañero no era la persona más paciente del mundo. Ren intentó mantenerse sin prestarle atención hasta que la última gota colmó el vaso. El rubio se levantó de la cama y se precipitó en dirección al peliazul que seguía dando vueltas sin cesar por toda la habitación mientras continuaba pegando voces.

- ¡Ren! ¡¿Me estás escuchando?!

- Ya he tenido suficiente charla por hoy.

- ¿Pero qué?

- Siempre quejándote, y regañándome, ¿acaso eres mi madre?

- ¡Todo es tu culpa! Sabes de sobra que detesto esas cosas y tú lo haces aun a sabiendas de que me molesta

- ¿Qué problema hay? No muere nadie solo por eso

- ¿Qué nadie muere? Aghh, eres incorregible, ¿lo sabias?

Aunque estaban teniendo aquella discusión, el rubio no le estaba prestando demasiada atención al contrario, más bien mientras tanto estaba divagando en sus pensamientos como si todo lo demás no importara. Era algo muy propio de él, y aunque Masato lo sabía, continuaba discutiendo hasta el cansancio.

- Ahora que caigo... eso de que estés preocupándote constantemente por mí... - Masato observó al mayor sorprendido por cambiarle el tema de forma tan repentina.-

- ¿no será que has caído víctima de mis encantos, Masato? - dejó caer el comentario en un tono burlesco mientras sostenía una sonrisa de satisfacción en el rostro.-

Atracción por lo Prohibido (Uta no prince sama) (YAOI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora