CAPITULO 4:Y la verdadera forma de este negro sentimiento es sin lugar a dudas.

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No se explicaba cómo pudo pegar ojo esa noche después de todo lo que había ocurrido entre ellos (aunque debía admitir que se había sentido bien, y que estaba lejos de arrepentirse por lo que habían hecho)

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No se explicaba cómo pudo pegar ojo esa noche después de todo lo que había ocurrido entre ellos (aunque debía admitir que se había sentido bien, y que estaba lejos de arrepentirse por lo que habían hecho). Todo giraba en torno a la casualidad y a lo absurdo, dejándose llevar tan fácilmente por las palabras que salían de los labios del rubio, y permitiendo que sus dedos acariciasen sin pudor alguno cada parte de su cuerpo. Sus besos, el contacto de su lengua rozando su piel. Provocándole en más de un sentido, vergüenza y deseo se unían de forma homogénea.

Entre todos aquellos pensamientos, y con el trasluz de las imágenes pasando por su mente como un fotograma en blanco y negro, se despertó exaltado y con la zona baja de su pantalón palpitante.

Masato miró a los lados, observando que su compañero de cuarto seguía durmiendo plácidamente en su cama y de no ser por aquellos sueños, él también seguiría atrapado en los apacibles brazos de Morfeo.

Habían pasado varios días desde que ambos tuvieron esa clase de contacto tan íntimo, pero el tiempo sólo hizo que su mente le diese más vueltas al tema y que sus deseos por volver a repetirlo fuesen mayores. Pero en ocasiones su parte racional decía que eso no era lo adecuado. ¿Cómo podía haber permitido ser tocado de aquella forma y encima por otro hombre? Aquella lógica enseguida perdía el sentido cuando se decía "tal vez no importa porque se trata de Ren y no de cualquier otro hombre".

Con cuidado de no despertar al "bello durmiente", se levantó de la cama para dirigirse al baño y darse una ducha antes que él. Preferiblemente una ducha fría que le ayudase a enfriar su cabeza (y otro sitio también).

Enseguida se metió en el baño y a escasos segundos, se quitó el pijama para poder meterse en la ducha. El agua tibia acariciaba su piel emitiendo un ensordecedor sonido que acabó despertando a su compañero de cuarto.

El rubio por su parte, tan sólo echó un vistazo con los ojos entrecerrados al reloj de mesa justo al lado de la cabecera de la cama. Era demasiado temprano incluso para ser él y según podía recordar, ya se había duchado la noche anterior.

Se despejó frotándose los cabellos rubios con las yemas de los dedos quedándose unos breves instantes sentado sobre la cama hasta que se puso en pie. Siguió con cautela el sonido de donde provenía el agua hasta que queda frente a la puerta.

— Masa, ¿te encuentras bien?

—¡¿Ren?!

El menor se exaltó al escuchar la voz del rubio desde el exterior de la habitación. Hacía un rato que se había calmado pero aun así su voz se escuchaba un poco quebradiza a pesar de sus vanos intentos por aparentar tranquilidad.

— Sí... sí, estoy perfectamente.

—¿Dónde vas tan temprano? Sólo son las siete.

—Eso... Quería repasar la partitura antes de irnos - mintió en un vano intento de engañar al contrario.-

Atracción por lo Prohibido (Uta no prince sama) (YAOI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora