Capítulo catorce.

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  Después de la conversación con Diego me fui hasta donde estaba Natalia. Llegue hasta allá y me di cuenta de que estaba hablando por teléfono, seguramente con Diego.
Espere que ella terminará de hablar y la mire sonriente.
— ¿Y?...— levanté una ceja.
— Me llamo Diego y me pidió ir al cine con el.
— Supongo que aceptaste ¿no?— ella asintió. —¿Y a que hora tienes tu "cita"?
— A las 15:40.— Respondió. — No quiero que te quedes sola, si quieres llamo a Diego y le digo que no, o vas con noso...— La interrumpí — Natalia, no te preocupes por mi. Ahí veré que hacer, quizás salgo con Mechi, no se, pero vos diviértete con Diego.
— Esta bien— sonrió.

•••

Después de esperar a que Diego y Natalia se fueran, me fui yo también de casa directo al hotel. Cuando llegue había un montón de gente, fans gritando, cámaras por todos lados, carteles, fotos, padres irritados y muchas cosas más. Tuve qué pasar entre toda la gente a la fuerza para poder llegar hasta el guardia.
Lo mire y susurre: "el perro corre y tu también", espere a que respondiera y que esto no haya sido una mala broma de Jorge, pero el guardia amablemente abrió la puerta y me dejo entrar.
Al entrar una señorita de más menos unos 20 años se me acerco y me sonrió.
— Hola, ¿A quien vienes a vistar? — pregunto amable.
— Hola, a Jorge Blanco.
— Tu nombre, por favor.
— Martina Stoessel — respondí. Ella tomo un teléfono y marcó un número, luego de unos minutos colgó y volvió a sonreírme.
— Puedes ir, es la habitación 515 en el quinto piso, un gusto Martina.
—Gracias, un gusto también.
Tome el ascensor hasta que llego al piso número 5, luego camine hasta llegar a la habitación 515.
Golpee suavemente la puerta sumamente nerviosa. Y entonces cuando esta se abrió se encontraba Jorge, es simplemente hermoso.
— ¡Hola Tini! — exclamo para luego sonreírme y abrazarme. Joder, ¿por qué es tan lindo?
— Hola — sonreí.
— Adelante, pasa — dijo haciéndose a un lado así yo podía entrar en su habitación.
— Es increíble poder estar acá, con vos — exclame feliz. Me acerque al sillón y pude ver que se encontraba ahí su guitarra, su famosa guitarra. ¿Pueden creer que esa guitarra tiene nombre? Así es, y su nombre es Fernanda. — Es Fernanda. — sonreí.
— Sí, mi fiel compañera.
— No hay concierto en que no la tengas.
— Ninguno.
— Me parece re lindo que le hayas puesto "Fernanda" por tu prima...
— Sí — susurro — ¿Te parece si disfrutamos de nuestro día juntos Tini? —
— Me parece perfecto.
Sonreí y salimos de aquel edificio, decidimos a pasarla bien nuestro día juntos.   


Amor por casualidad - JortiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora