Capitulo veintitrés.

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  •Narra Jorge•

Estaba sentando en la cama con Fernanda en mis manos, tratando de componer pero nada salía, nada.
Cerraba los ojos y veía a Martina, a nada más que Martina.
Pero eso no me inspira, digo, no puedo llegar y escribir una canción que diga "Oh Martina te amo", no.
Lo más extraño es que al cerrar los ojos no solamente venía Martina a mi mente, si no que también escuchaba las palabras que Lucas me había dicho anteriormente.

"Estuve hablando con Camilo, y me dijo que mañana nos debemos ir a México. Lo lamento."

La idea de no ver a Tini por mucho tiempo me atormenta. Se suponía que me quedaría mucho tiempo en Argentina para verla a ella, pero vemos que el mundo está en mi contra.
Suspire.
Me puse de pie y tome las llaves del auto. Sólo había algo por hacer.

(•••)

Estaba afuera de la casa de Tini, pensando en como entraría. Es un poco tarde, no voy a ir y golpear la puerta, esto se trata entre Martina y yo, no quiero joder a sus padres.
Así que decidí subir el árbol que daba directamente a su ventana.
Subí con tranquilidad, tratando de no caerme, o si no, tendría un accidente muy grande.
Al llegar pude ver a Tini sentada en la orilla de la cama y sin pensarlo golpee levemente la ventana tratando de llamar su atención.
Cuando ella se acerco a la ventana, lo siguiente que hice fue entrar a su habitación rápidamente.
— ¿Jorge? ¿Qué haces aq...— Entonces la besé. Al principio no correspondió el beso, pero poco a poco comenzó a mover sus labios contra los míos. Es increíble todo lo que puede causar Martina con tan sólo tocar sus labios con los míos. Es algo exquisito.
De repente ella puso sus manos en mi pecho intentando alejarme, pero yo no quería. La necesitaba.
Comenzó a alejarme más y más hasta que logro empujarme lejos de ella.
— ¿Qué pasa? — pregunte mirándola confundido. Ella giró su cabeza como sí mirará algo, entonces yo también lo hice. Había una chica rubia ahí, mirándonos, y riéndose a la vez.
— Ella paró de besarte por que yo estoy aquí, ¡Hola! — rió.
— Hola — sonreí. Por lo menos no le dio asco, o no nos llamo pervertidos. Sólo le dio risa.
— Jorge ella es Mercedes mi mejor amiga, Mercedes el... Tu ya lo conoces —
— Bueno, un gusto Jorge. —
— Un gusto también Mercedes. —
— Sí que eres más guapo en persona — dijo y pude ver como Tini la fulminaba con la mirada. Yo sólo solté una leve risita. — Ahora me voy, así pueden seguir... Besandose — hizo una cara de asco pero luego rió. Me cayó bien.
Tomo su chaqueta y deposito un beso en la mejilla de su amiga. No sin antes susurrarle algo al oído. ¿Qué le habrá dicho? Ni la menor idea, cosas de chicas supongo.
Una vez que Mercedes salió de la habitación, me acerque a Martina, puse mis manos en su cintura y la bese, lo necesitaba tanto. Pero nuevamente me volvió a alejar, y no entiendo la razón. Mercedes ya se fue.
— ¿Qué pasa ahora? — pregunte un poco irritado. Necesitaba tanto sentir que me quería tanto como yo a ella, y sus labios me demostraban eso. Es loco, lo se.
— ¿Viniste acá sólo para besarme apasionadamente? — preguntó riendo mientras sus manos acariciaban suavemente mi cara.
— Se que es loco, pero te necesitaba. — susurre.
— ¿Qué sucedió? — frunció el ceño.
— Nada... Sólo problemas míos... Nada de que preocuparse —
— Se que no es así. Me estas mintiendo Jorge. — se alejó de mi — Dime que es lo que pasa. — insistió.
— Mañana me voy a México — dije sin más, ella quería saber la verdad. Bien, pues ahí esta la verdad.
— ¿Qué? — pude ver como sus ojos estaban llorosos.
A mi me paso exactamente lo mismo cuando me entere.
Y quizás el mundo piense que estemos locos por querernos tanto si nos acabamos de conocer, pero es así... El amor es así. — Me dijiste que te quedarías más tiempo — susurró.
— Si me hubiera quedado más tiempo esto hubiera sido igual o peor. Igual me hubiera ido, igual hubiéramos sufrido. —
— Lo se... Pero te quiero —
— Y yo también te quiero Martina, por eso vine, a disfrutar las últimas horas que estaré en Argentina...— Entrelacé su mano con la mia— Contigo. — Ella sonrió débilmente, y me beso. ¿Ya les he dicho que me encantan sus besos? Creo que sí.

(•••)

Estábamos los dos acostados en su cama, yo acariciaba su cabello con una mano mientras con la otra la sostenía fuertemente, no quiero alejarme de ella.
— ¿Jorge? — preguntó y se dio vuelta haciendo que quedáramos frente a frente.
— ¿Mmh? —
— Me parece muy raro todo esto —
— ¿Qué cosa? —
— Que te quiera tanto si te conozco hace nada —
— También me parece extraño. Pero supongo que así que es el amor. — Al decir eso pude notar como se sonrojaba.
Tomó su movil.
— Son las 1:00 am, Jorge... — trago pesado — Creo que deberías irte — dijo y yo sólo reí levemente.
— Me quedare aquí, abrazándote, toda la noche — sonreí y ella hizo lo mismo — Mañana me levantare temprano y entonces me iré... —
— Prométeme que jamás me olvidarás, que apenas llegues a México me llamarás, me escribirás, siempre. —
— Te lo prometo. —

Amor por casualidad - JortiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora