Un Idiota Más

CARTA 8

Bueno aquí me tienes, escribiéndote nuevamente, que tonta ¿no? escribirte cosas que jamás llegarán a ver a tus ojos. Aunque debo de confesar que ya las ganas de verte cada mañana van disminuyendo.

Ayer soñé contigo sabes, y me duele porque hasta en eso no te puedo borrar. En fin, soñé que estaba en un gran parque, yo estaba sentada en una banca viendo como el viento movía las hojas de los árboles, y por alguna extraña razón mire hacia un lado viendo el camino de tierra que había, y ahí estabas tú, caminando firmemente hacia mi dirección.

Llegaste a la banca y te sentaste junto a mí, me sonreíste y me susurraste al oído "te amo, no me dejes", me diste un beso en la mejilla y te fuiste. Yo me levante rápido de la banca tratando alcanzarte pero te habías ido, no sé porque razón llore, tal vez el hecho de que me pediste que no te dejara pero tú fuiste quien desde el inicio no estabas conmigo.

A pesar de todo siento que no fue una pesadilla porque ese sueño me puso a pensar mucho, ¿por qué iba sufrir yo, mientras tú estabas feliz? Y por primera vez en mi vida seguí un consejo mío, acordamos darnos un tiempo para saber "qué era lo que querías"

Así que en ese tiempo yo te iba a olvidar o al menos tratar, pero joder, esa manera que tienes de sonreír me mataba completamente y me es casi imposible no mirarte cuando lo haces.

Te pedí que no me hablaras, porque te conocía demasiado bien, y sabía que me terminarías convenciendo nuevamente, e ilógicamente ya que se supone que el tiempo fue idea tuya... ignoraste mi petición como solías hacerlo.

Te pedí que "me olvidaras", pero sé que era algo tonto ya que no había nada que olvidar, yo era otra chica más.

Te pedí un último abrazo, y ni algo tan sencillo pudiste cumplir.

Mis amigas me decían que me olvidara de ti, y algunas "amigas" trataban de justificarte diciendo que a lo mejor tú habías sufrido mucho en eso del amor. Pero claro que no, tu no sufrías por lo que estaba pasando, parecía que tu corazón había sido cambiado por alguna gran piedra grande y fría.

Quería perdonarte pero no podía, mi orgullo ni mi escaso amor propio me lo permitían.

Te amo, pero nunca logras escucharlo.

Estoy segura que algún día todas estas cartas llegaran a tus manos.