El resto de la semana pasó rápidamente. Conocimos al resto de los profesores; tal vez lo más interesante fue la torre de experimentos, los asientos eran continuos por el borde de la torre, había cinco pisos de asientos, 10 estudiantes por piso, el centro estaba vació pues el escritorio del profesor flotaba, subiendo y bajando para observarnos trabajar, cuando es necesario demostrar algo nos pide que los que estamos a partir del segundo piso bajemos a ver, utilizamos unas escaleras en espiral que se encuentran en la parte trasera de los asientos.
A pesar de que actuaba como normalmente por dentro estaba hecha un manojo de nervios. Primero que todo, consideraba que no debía estar nerviosa, era solo una carta, quizás fuera una broma, pero no podía ni mentirme a mí misma; segundo no estaba muy segura si debía ir, podría ser una trampa, era demasiado arriesgado y no tenía ganas de correr un riesgo como ese. A pesar de que no le dije a nadie acerca de la carta, ni del hombre sombra, si pregunte acerca de Él Pueblo.
—Al salir de la escuela llegas a un pequeño pueblo llamado literalmente El Pueblo, es una ciudad para el mundo Habilis, es bastante grande pero es fácil ubicarse, además hay un tren que te lleva al lugar que quiera — Había dicho Austin cuando pregunté.
Después no volví a mencionar el tema y él no pareció darle importancia. Estaba sentada sobre la cama de mi habitación pensando en la carta, tenía que dejar de pensar en ello y olvidarlo, no iría y ya. Pero ¿Y si continua enviando mensajes?, alguien toco la puerta sacándome de mis pensamientos. Abrirla se había vuelto tan sencillo que no era necesario ponerme de pie, ahora podía hacer que las enredaderas se separaran sin necesidad de usar las manos, de pie en el umbral estaban Austin y a Clarisse, les hice señas para que entraran.
— ¿Qué sucede? — dije sentándome de un lado de la cama, Clarisse se sentó a mi lado, Austin en cambio se veía un poco incómodo.
— ¿Quieres ir mañana a El Pueblo? — Preguntó Clarisse.
— ¿Para hacer que?— Pregunté intentando ocultar el nerviosismo en mi voz —. Y a ti ¿Qué te sucede? — dije dirigiéndome a Austin.
—Nada es solo que es raro estar en la habitación de una chica — dijo con timidez, parecía que se había sonrojado un poco.
— ¿Nunca has entrado a la habitación de Ashley? — Pregunté.
—Es distinto, ella es mi hermana — dijo encogiéndose de hombros —, no sé, es raro, sigamos con lo de El Pueblo.
—Oh cierto — Clarisse pareció volver a la realidad —. Hay que ir al pueblo a usar la lavandería a menos que pienses utilizar los uniformes sucios.
—Tienes razón, no había pensado en eso — dije viendo la pila de uniformes sucios sobre la silla del escritorio y relajándome un poco—. Bueno, por qué no ¿Dónde está Rose?
—No lo sé, no está en su habitación ni en la biblioteca, ni en la sala — dijo Clarisse.
Los chicos se quedaron allí un rato más, Austin se había sentado en el piso contra la pared frente a nosotras y lucía más relajado. Mientras hablábamos alguien empezó a tocar la puerta desesperadamente.
—Leila ¡Abre la puerta quiero mostrarte algo! — Era la voz de Rose, las enredaderas se abrieron y ella entró a la habitación —. Oh, hola chicos, miren lo que encontré en la biblioteca — dijo entregándome un portarretrato.
— ¿Estabas en la biblioteca? — Preguntó Clarisse alzando las manos confundida.
—Sí, en el último piso — dijo ella sentándose con Austin en el suelo.
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Streethigh: El medallón maldito.
FantasyPara muchos la vida en el campo puede llegar a ser monótona y aburrida, para Leila es el mejor estilo de vida que hay, aunque ese pensamiento se basa principalmente en el hecho de que es el único estilo de vida que conoce. Al descubrir el secre...