Capítulo 14

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Nos quedamos hablando otro rato, pero al final el sueño nos ganó. Apenas puse la cabeza sobre la almohada caí en un sueño profundo.

Las imágenes aparecían de golpe. La sirena en el arroyo, la caída de la montaña, la pelea contra la criatura, el ¨funeral¨ de mi hermano, cuando se escapó el lagarto, la imagen del profesor Richard, la casa del fondo de la montaña y de repente las imágenes se detenían y aparecía el mensaje encriptado.

Al despertar me doble inmediatamente a un lado de la cama y tuve arcadas más no vomite, la puerta de mi habitación se abrió y apareció mi madre con una expresión preocupada.

-¿Estas bien cariño? – Me pregunto sentándose a mi lado en la cama y me acarició el rostro, estaba totalmente bañado en sudor - ¿Cómo te sientes?

-Creo que me cayó mal la comida de anoche – mentí, obviamente había sido por el barrido pero no debía decirle eso – pero no me siento tan mal.

-¿Segura? Sabes que, te hare una sopa de pollo para que te sientas mejor – dijo dándome un beso en la frente y abrazo.

-Pero ni he desayunado – dije.

-Cariño, son casi las 12 – dijo soltando una risita – te deje dormir porque después de tanto tiempo levantándote temprano, creo que te lo merecías.

Mi madre después de darme otro abrazo se fue de la habitación. Me pare de golpe y me di una ducha. Todo el día mí madre estuvo consintiéndome y asegurándose de que estuviera bien, me sentía mal al no decirle la verdadera razón e incluso estuve a punto de decírselo pero apenas mencione el barrido se alteró mucho.

-¿Dónde oíste de eso? – Me dijo con el ceño fruncido y el cuerpo muy tenso – eso es muy doloroso y horrible, me parece muy inhumano, no sé dónde lo escuchaste pero tienes que saber que no es nada bueno y a mis ojos nada efectivo, ahora por favor déjame terminar la cena – me dijo volviendo su vista a lo que estaba cocinando.

La fiesta de Año nuevo paso tranquilamente y sin ningún contratiempo o aventura improvisada. Nuevamente invitamos a los hombres sombras a la cena y se quedaron hasta la hora del brindis y del año nuevo. Observe como a mis padres se les escapaban algunas lágrimas al momento en que todos se abrazaban y cuando me abrazaron tan fuerte yo también deje caer un par de lágrimas.

Las clases empezaban dentro de una semana, probablemente pasaría toda la semana encerrada en la casa por el hecho de que aún no era seguro salir, estaba un poco aburrida por lo que un día lo único que hice fue revisar cosas viejas.

Empecé en la habitación de Timothy, no encontré mucho, algunos uniformes viejos, cuadernos, fotos las cuales me robe, lo más interesante fue un pequeño cofre marrón el cual estaba cerrado con llave – quiero agregar que mi llave no sirvió esta vez – y unas cartas viejas, algunas estaban abiertas y otras aún estaban selladas, casi todas las que estaban selladas eran avisos de conducta de la escuela y otras eran de una tal Laura Foster, probablemente alguna exnovia de mi hermano, las que estaban abiertas eran de sus amigos, no me dedique a leerlas.

Después fui hasta el gran mueble de madera que está en la sala de estar junto a la pared de él cuarto de Timothy. Tampoco había nada interesante, libros viejos, fotos de mis padres cuando eran jóvenes – también tome algunas de estas – cuadernos vacíos, cuadernos llenos, libros de cuentas, carpetas con facturas, libros de recetas, nada por lo que emocionarse.

Al final me dedique a revisar el pequeño compartimiento superior de mi ropero, el cual tenía de todo menos cosas mías, algo brillante llamo mi atención al fondo – si soy como un bebe, lo brillante me llama – tome un pequeño banco y entré en él compartimiento, al entrar allí pensé que quedaría incomoda y apretada pero en cambio había mucho espacio, era como una especie de mini ático, lo brillante que me llamaba la atención era una daga con inscripciones en otro idioma en el mango.

Streethigh: El medallón maldito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora