Capitulo 12

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Me desperte abrazando su espalda, él aún seguia dormido. Todavía no podia creerlo, me entregue por completo a él y él a mí.

No sabía que palabras buscar para explicar lo que sentía cuando estaba con él, era una mezcla de miedo, pasión, y locura.

Podía escuchar claramente su respiración mientras dormía, apoyé mi rostro contra su espalda y podia oir el sonido de los latidos de su corazón, era tan perfecto. Lo abraze aun más fuerte y derrepente él presiono mis brazos con los suyos.

-¿despierta tan temprano?, me preguntó.

-No soy de dormir hasta tarde, dije.

Fue entonces cuando se volteó y me miró con sus ojos amanecidos, llenos de amor y felicidad. Me observó por unos minutos más, y luego deposito un beso intenso sobre mis labios.

Sujeto mi cintura mientras me besaba y yo aferraba mi boca a la suya presionando mi rostro contra el suyo. A ambos nos gustaba morder durante el beso, en un instante de emoción mordí su labio inferior muy fuerte a lo que el reaccionó con una sonrisa muy coqueta.

-Creo que alguien por aquí sigue aún muy ansiosa, dijo para entonces sujetarme de la cintura con todas sus fuerzas y colocarme encima de él.

No pude contener la risa, era realmente gracioso verlo intentando hacerse el seductor conmigo.

-¿Sabes que ese viejo truco del macho seductor, nunca te ha funcionado conmigo verdad?, dije acercando mis labios a su boca.

Lo besé, y mantuve mi cuerpo presionado contra el suyo, no se que me estaba pasando pero sentía la necesidad de hacerlo mío otra vez.
Creó que debo controlarme.

-Bueno creó que ya es hora de que nos levantemos y salgamos a comer algo, dije evitando lo que sé que podría volver a suceder.

-Esta bien, pero no creó que tenga algo de ropa que te quede, dijo riendo.

-ja ja ja, muy gracioso, regresaré a mi habitación, nos encontramos en una hora en la cafetería, dije.

Salí de la habitación de Gustavo, y regresé a mi habitación. Cuando entré Nathaly aún seguía dormida, no me sorprendía, era sábado y ella acostumbraba dormir hasta tarde.

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Estaba sentada en una de las mesas de la cafetería esperando a que Gustavo llegara, tenía algo de hambre pero lo esperaría.

Lo vi entrar por la puerta principal de la cafeteria, lucía algo cansado aún, y en parte la culpa era mía. Recordando solté una pequeña risa.

"El que sólo se ríe, es porque de sus travesuras se acuerda".

-¿feliz?, escuche sin haber notado que Gustavo ya estaba sentado a mi lado.

-Puede ser, dije con cierta ironía.

-Tengo antojo de comer pizza.

-Ja ja ja, ahora no me salgas con que estas embarazado, yo use protección, dije soltando una carcajada que estaba a punto de dejarme sin aliento.

-hoy estas muy graciosa, dijo para entonces imitar mi carcajada.

-ok, ya esta bien, lo siento. Dije riendo aún más.-Salgamos a comer pizza pues, dije calmando mi ataque de risa.

Salimos del campus, la pizzería mas cercana estaba a unos 30 minutos de la universidad. Cuando llegamos al lugar solo quedaban un par de mesas vacías, estaba repleto, ya eran casi las 12 del mediodía y ni Gustavo ni yo habíamos probado bocado alguno de comida.

-muero de hambre, dije.

-lo se, yo también.

Hicimos el pedido, una pizza familiar de peperoni con hongos y queso extra. Creó que era mucho para solo dos personas, pero estoy segura de que con el hambre que nos estaba atacando una pizza familiar se nos quedaria chica.

Esperamos unos quince minutos, y cuando por fin nuestra pizza estaba frente a nosotros comenzamos a comer como locos. Era gracioso y a la vez vergonzoso admitirlo pero parecíamos dos camioneros hambrientos. Jamás habia comido tanto en mi vida, pero necesitaba recuperar fuerzas, después de lo de anoche me sentía muy débil, las piernas me dolían demasiado, casi como si hubiese corrido una maratón completa.

Era extraño las caderas me dolían, los brazos, el cuello relativamente todo el cuerpo. Y él no se veía tan diferente a mi. Ambos tuvimos mucho trabajo que hacer anoche. Pero que buén trabajo el que hicimos. No podía negar que Gustavo sabía muy bien como volver loca a una mujer en la cama.

Se me estaba volviendo una costumbre recordar  a cada minuto lo sucedido, era como si recordarlo se me estuviese convirtiendo en una adicción.

Devuelveme la vida: enciende mi interior.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora