Prólogo.

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24 de febrero del 2001.

La tensión estaba en la atmósfera de la sala, por fin después de mucho trabajo se elegiría al nuevo presidente de una de las más famosas empresas multinacionales, tres jóvenes empresarios que tenían entre 25 y 26 años de edad se encontraban sentados en la sala de juntas de Zodiac Interprises Holding Inc. esperando la elección de los propietarios mayoritarios.
Tres jóvenes conocidos que habían trabajado duro por la presidencia, los tres grandes rivales, Albafica de la Rose un joven de tes blanca, cabellos celestes y una hermosura excepcional, Luciano Manigoldo un joven de piel bronceada y cabellos azul oscuro, al cual mayormente siempre le llamaban por Manigoldo y por último El Cid Capricornius un joven serio y de cabellos color azabache.
Nadie decía nada puesto que todos estaban nerviosos y ansiosos de saber la elección de los socios, después de un rato Manigoldo se había parado de su lugar y había comenzando a caminar de un lado al otro, Alfabica por su parte sostenía en sus manos una foto de su pequeño hijo de tan sólo 5 años de edad, el se había vuelto su amuleto de la suerte y su más presiado tesoro y al otro lado El Cid era el único que parecía guardar la postura aunque por dentro los nervios lo estuvieras consumiendo.
Minutos más tarde los socios entraron a la sala, Manigoldo se sentó al lado de Albafica quien guardo la foto de su hijo en su saco.

-Señores, nosotros ya hemos tomado una decisión.- dijo un hombre calvo de unos 56 años de edad, el cual era el mayor propietario de acciones de la empresa.- nuestro nuevo presidente es...

El hombre guardo silencio por unos instantes, los tres jóvenes se levantaron de sus ascientos esperando la respuesta, Manigoldo ya se estaba preparando para ir y agradecerles por su elección, El Cid ya saboreba el éxito y se moría de ganas de pisotear a sus oponentes, en cambio Albafica solo pensaba en que si no lo lograba tendría que ir y buscar algun empleo para poder darle de comer a su hijo.

-Albafica, muchas felicidades, tu trabajo en esta empresa a sido excepcional y todos estuvimos de acuerdo en que tú debes ir a la cabeza.

-¿Qué? ¿Le van a dar el puesto a este pobretón?.- dijo el joven de cabellos azules.

-Es inaceptable, yo llevo más tiempo trabajando para ustedes.- esta vez quien habló fue el de cabellos negros.

-Puede que lleven más tiempo, puede que sean ricos, pero en calidad de trabajo quedan muy por debajo de Albafica.

-En ese caso renunció, habrá otras empresas que me prefieran a mi.

- Yo también renuncio, buenas tardes caballeros.

Y así ambos hombres se fueron molestos del lugar dejando a un algo exaltado Albafica.

-El Cid, ambos somos hombres de dinero.- el pelinegro miro a Manigoldo.

- Al grano.

- Si invertimos juntos podríamos crear nuestra propia empresa, una en la que nosotros somos los dueños, una empresa que le haga ver a estos idiotas de lo que han dejado ir.

-Tu idea no esta nada mal.

Estrecharon sus manos para sellar el trato que se proponían a realizar, entraron a un elevador y se fueron de Zodiac para jamas volver.
Aun en la sala Albafica recibía la felicitaciones de los hombres que lo habían nombrado ganador, después de años de duro esfuerzo al fin recibía un reconocimiento, haría su mejor esfuerzo para liderar y para poder darle una buena vida a su pequeño hijo de cabellos ondulados y celestes como los de él, se sentía extasiado, más que feliz, no habían palabras para describir el mundo de emociones que estallaban dentro del hombre de belleza sin igual.

-Bien Albafica te veremos mañana temprano para que te instales en tu nueva oficina.

El hombre asintió y agradeció a los socios por la oportunidad, salió de inmediato del edificio y se dirigió a su casa para ver a su hijo y a su mamá que era quien cuidaba de él cuando Albafica no estaba en casa.
Llegó a una pequeña construcción, una muy umilde casita de ladrillos en la cual estaba su madre, una señora de edad avanzada, de caballos blancos como la nieve, ojos esmeralda y de tes blanca.

-Mamá, gané la presidencia.- dijo el hombre abrazando fuertemente a su madre.

-Muchas felicidades hijo.

-¿Y Afrodita?

-En su cuarto dibujando.

Albafica le dio un beso en la frente a su madre y entró a buscar a su pequeño para darle la noticia. Abrió la puerta de la pequeña habitación del menor y lo vio allí dibujando una rosa, en cuanto Albafica se acercó a él, el pequeño miró a su padre estusiasmado.

-¡Papá!- Albafica fue recibido con un gran abrazo de su único hijo, el pequeño era hermoso, sus cabellos eran de un celeste brillante al igual que sus ojos, su tes blanca y los labios rosados, su belleza era igual o superior a la de su padre.

-Gané hijo, gane la presidencia.

-Felicidades papá, entonces estarás menos tiempo en casa ¿No es así?

-Tal vez pequeño, pero te prometo que siempre que tenga tiempo libre estaré contigo.- el niño volvió a abrazar a su padre.

-Mamá estaría feliz ¿verdad?

-Así es pequeño.

-Aun que nunca la conocí...- el niño comenzó a llorar.- estoy seguro que desde donde esta se alegra por ti papá.

Albafica suspiró, con su pulgar aparto las lágrimas que rodaban por las mejillas del niño.

-¿Sabes por qué te puse Afrodita?- el niño negó con la cabeza.- bien, tu madre era hermosa, para mi una diosa, aun más hermosa que la misma diosa Afrodita, tú eres igual a ella, eres hermoso, eres mi más grande regalo, nunca lo olvides

El niño sonrió, sabia que de ahora en adelante las cosas podrían mejorar o empeorar todo dependía del tiempo, de lo que estaba seguro era que su padre jamás lo dejaría solo.

Afrodisíaca tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora