capitulo 10.

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Los días en aquella fábrica se le habían hecho eternos a Afrodita, ya había pasado mes y medio desde la última vez que vio a su padre, su relación con Shura se encontraba algo "tensa" debido a las insinuaciones y la persistencia de Angelo, quien no se daba por vencido, ya había probado una vez los suaves labios del peli celeste y pensaba volverlos a probar.

Con Shura se sentía bien, a salvo, se podría decir que el mundo era color de rosa con el español a su lado, sin embargo, al estar a solas con Angelo, su mundo se tornaba de colores más oscuros, su nerviosismo aumentaba y la piel se le erizaba, uno era un ángel que trataba de salvarlo y el otro era un demonio que lo seducía. Su mente y sentimientos estaban hechos un caos.
Ese día estaba acostado junto a Shura, su cabeza reposaba tranquilamente en el pecho del español y podía escuchar los relajantes latidos del corazón de su novio, su cuerpo estaba allí pero su mente vagaba libremente perdiéndose en esos ojos azules que últimamente insistían con atormentar sus pensamientos.

-Afrodita.- le llamó al notar que el peliceleste no le prestaba atención. Afrodita levantó la mirada y clavo sus celestes en los azabaches del peli negro.- ¿Me estas poniendo atención?

-Por supuesto.

-¿Qué dije?- Afrodita se quedó en silencio, era obvio que no le había prestado la atención adecuada a su novio, Shura solo sonrió y atrajo a Afrodita para robarle un suave beso.- ¿En qué pensabas?

-¿Eh?- tragó saliva, no le diría que pensaba en su mejor amigo, en ese odioso pero encantador ser humano, o al menos así lo describía ahora el peli celeste.- creo que sufro el síndrome de estocolmo.

-Te amo.- soltó sin pensar, sorprendiendo a Afrodita quien no sabia si debía o no contestar de la misma manera.

-Y yo a ti.- fue su respuesta, ¿realmente era así? ¿amaba al peli negro? Los ojos azabaches del español no dejaron de clavarse en los celestes del sueco.

Shura sonrió, ese "y yo a ti" le había bastado, aunque no negaría que esperaba un te amo de parte de su novio. Sin más lo besó, Afrodita siguió ese dulce contacto, Shura se acomodó sobre el cuerpo del peli celeste, tomó sus manos y las colocó en su cuello, el beso estaba tomando intensidad, los dedos de Afrodita se enredaba en los cortos y lacios cabellos del español, dejó de besarlo para verlo a los ojos, esos ojos negros que le transmitían y profesaban un amor verdadero, Shura rompió el contacto visual para posar sus labios en el cuello níveo del sueco, lo lamia, besaba y le encajaba los dientes de vez en cuando para dejar claro que era de él, Afrodita soltaba pequeños gemidos, esa sensación era nueva ya que jamás en su vida había estado con alguien.
Las hábiles manos de Shura se colaron por debajo de la camisa de botones blanca que llevaba puesta el peli celeste, con sus manos le acariciaba el pecho, el cual subía y bajaba agitado, Afrodita estaba siendo dirigido al cielo, mientras el español acariciaba los botones rosas del sueco, éste había capturado sus labios de nuevo. Afrodita tomó la iniciativa y comenzó a despojar de su camisa a su amante, el cuerpo bien marcado de Shura lo hizo delirar y una corriente llena de deseo lo invadió, ahora el turno del pelinegro, volvió a capturar esos rosados labios con una de sus manos comenzó a desabotonar esa camisa que estorbaba, lo hacia de manera lenta, Afrodita temblaba bajo el cuerpo de su novio, quería que Shura fuera más rápido, el español sonrió a mitad del beso al notar aquello.

-Quiero saber que placenteros gemidos salen de esa boquita.- le susurró con voz ronca a Afrodita, quien se estremeció ante aquella declaración. Volvió besarlo, las caricias subidas de tono, no tardó para que ambos cuerpos estuviesen desnudos y la piel de ambos por fin se pudieran sentir.

- ghmm... Mmmm.- los gemidos del peli celeste eran una dulce melodía para Shura, quien besaba con pasión uno de los capullos rosa de Afrodita, una de sus manos estaba estimulando el miembro del sueco, quien con sus delicadas manos rozaba el miembro erecto de Shura, sacándole de vez en cuando roncos gemidos.
Uno de los dedos de Shura se introdujo en aquella rosada entrada estremeciendo a Afrodita, que comenzaba a sonrojarse, un segundo dedo se introdujo en el cuerpo del peli celeste.

Afrodisíaca tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora