capítulo 11.

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Angelo esperó a que amaneciera, con aquel hallazgo no pudo conciliar el sueño, se había quedado en cama, ¿Por qué? ¿Por qué la mató? ¿Qué error cometió? ¿Por qué la olvidó? Trató de llorar, pero eso no era costumbre de él, eso había quedado ya varios años atrás. Su teléfono sonó sacándolo de sus pensamientos.

-¿Hola?

-Vaya, por lo menos estas despierto.- Angelo rodó los ojos al escuchar la voz de Shura, últimamente con lo de Afrodita no toleraba al español.- Te estoy esperando, mi turno acabó hace media hora.

-Pensé que te gustaba estar con la princesita.- el peli azúl se burló, le gustaba molestarlo de esa manera.

-Muy chistoso, desearía estar todo el día con él, ¿sabes por qué?- Angelo no contestó, presentía lo que Shura iba a decir.- porque lo amo y a pesar de todo esto él está a mi lado.

-Voy para allá.- dijo molestó y colgando la llamada, eso le dolió porque tenía razón, Afrodita mantenía una relación con Shura, no con él, veía a Shura con amor, no a él... Shura no había dicho eso por querer lastimarlo, ignoraba que Angelo había puesto sus ojos en el peli celeste, simplemente lo decía para que este otro no le hiciera daño, pero ni al caso aquello, Angelo se había enamorado y estaba luchando por él.

Se dio un baño rápido y salió como bala hacia la fábrica, al llegar abrió la puerta y se topó con la escena de Shura besando al peli celeste.
Apartó la mirada y estos se separaron de inmediato, el peli negro se despidió de Afrodita y de Angelo, al quedar solos se miraron, Afrodita tenía las mejillas coloradas y Angelo estaba sumamente celoso.

-Buenos días.- habló tímidamente el peli celeste.

-Buenos días princesita.- contestó Angelo el saludo, la palabra "princesita* había hecho que el sueco frunciera el ceño.- Perdón, la costumbre.- se disculpó acercándose a él.

-No importa.- le mostró una sonrisa.

-Perdón por llegar tarde.- el peli azúl se acomodó de tal manera que su cabeza quedó recostada en el regazo de Afrodita, éste solo colocó sus manos en el cabello de Angelo y comenzó a acariciarlos.

-¿Te quedaste dormido?

-Ni siquiera pude dormir...- Angelo soltó un suspiro.- vi una foto de la que creo es mi madre.

-¿Y por eso no dormiste?- preguntó algo preocupado.

-No exactamente. Mi padre la mató.

Silencio, no hubo más palabras, aquello había helado a Afrodita y Angelo al notar la ligera tensión del sueco, se levantó de allí y abrazó con fuerza a Afrodita, quien seguía sin moverse.

-No quise asustarte...

-No lo hiciste.- le susurró el menor, ahora él era quien abrazaba con fuerza al italiano. Su corazón se había estremecido de solo imaginar a un pequeño niño crecer sin madre, lo de él era distinto, pues su madre había muerto al darlo a luz, en este caso el padre de Angelo había asesinado a su esposa.- ¿cómo sabes que él la mato?

Afrodisíaca tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora