Epílogo.

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5 años después.

Afrodita caminaba por las calles de New York con un ramo de rosas frescas, muchas personas no podían evitar admirar al más hermoso modelo, algunos pedían autógrafos o fotos con él, no le molestaba pues ya estaba acostumbrado a llamar la atención. Después de todo lo sucedido su reaparición fue un detonante para la prensa, con todo el profesionalismo relató la verdad, eso fue noticia durante meses, entrevistas por todos lados y reportajes exagerados. Gracias al cielo todo eso había quedado atrás.

Llegó hasta cierto jardín y atravesó la gran verja de hierro, disminuyó la velocidad de sus pasos y siguió el pequeño sendero de piedra que había. Pasaba cada lapida con cierta ansiedad hasta por fin dar con la que le interesaba, se arrodilló y con su mano apartó las hojas secas de un imponente árbol que se encontraba tras está brindándole una refrescante sombra, retiró las rosas marchitas y colocó las frescas, acarició el concretó de ésta y sonrió.

–Hola.– susurró. – ¿cómo has estado? Espero que bien, te preguntarás el porque de mi visita tan repentina.– sonrió.– tengo buenas noticias.

Delante de él se encontraba la lapida de Shura, había prometido ir cada tres meses a ponerle flores frescas, a veces iba sólo, otras con su padre y en pocas con su pequeño hijo. En esta ocasión fue él sólo pues estaba emocionado por contarle una muy buena noticia.

–¿Listo para escucharla?– preguntó y guardó silencio como si realmente le fuesen a contestar.– Bueno... Angelo y tu padre salen hoy de prisión, al parecer han tenido una excelente comportamiento y saldrán antes de lo acordado, no puedo decir lo mismo de Manigoldo.– rodó los ojos tras decir el nombre de ese sujeto.– Además, mi padre quiere proponerle al tuyo que regrese a Zodiac y que viva con nosotros, la mansión es muy grande para los tres.

Calló para sonreír, desde la llegada de su pequeño ahora eran tres, eso también habia sido una bomba en la televisión, sin embargo el pequeño había sido recibido de buena manera, Afrodita siempre iba por él al preescolar y lo llevaba consigo a la agencia donde “el tío Milo” lo cuidaba cuando el peli celeste estaba ocupado.

Se perdió en sus pensamientos con aquella sonrisa en sus labios, su hijo era todo para él. Mientras esto sucedía, era observado por una figura familiar, aconchado al tronco del frondoso árbol se encontraba Shura viendo al menor con mucha alegría aunque éste no pudiese verlo a él.

–Shura ha crecido mucho.– comenzó a hablar de su hijo, efectivamente en honor a su mejor amigo su hijo llevaba su nombre– ¿Sabes?, me has hecho mucha falta estos años.– comenzó a quebrarse.– aún no me creo eso de que ya no estés aquí, fue quizás, muy poco el tiempo que estuvimos juntos pero aun así te ganaste un lugar aquí. – el menor colocó una de sus manos a la altura de su corazón.

Shura lo miraba con un poco de tristeza, le dolía ver a peli celeste de esa manera, ¿pero qué podía hacer? Era una fantasma después de todo y aunque intentará ir y abrazarle Afrodita no sentiría su calidez.
Afrodita le contó muchas cosas aquel día, realmente estaba feliz de que Angelo al fin estaría con ellos y formarían así su tan esperada familia.
Las horas se hicieron cortas para ambos, sin embargo ya era hora de partir, el menor se despidió de Shura y salió de “Los campos Elíseos ” como solían llamar a ese sitió.
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Angelo se encontraba nervioso, junto a él, El Cid estaba igual, después de cinco años saldrían de ese horrible lugar, no podían decir lo mismo de Manigoldo quién permanecería allí por muchos años más.

–¿Listo?– preguntó el peli negro.

Angelo solo asintió, tomaron a sus cosas y avanzaron a paso lento por un largo pasillo hasta que vieron la luz del sol al final de dos grandes puertas que se hallaban abiertas en par.
Cuando las atravesaron, Angelo vio unos ojos inconfundibles que lo miraban con un brillo especial, corrió hasta estrechar a Afrodita entre sus brazos.

Afrodisíaca tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora