Death Mask ya iba por el cuarto cigarrillo, Afrodita estaba asqueado con el olor de aquel humo que exhalaba el peli azúl, su cabello estaba llenó de bolitas de papel los cuales Death le tiraba a cada nada, el peli celeste decidió ignorarlo, sabía que si le decía algo le estaría dando un punto a favor a su opresor, aquel ser al que comenzaba a odiar, en cambio, por más que intentase odiar a Shura no lo conseguía y eso lo frustraba.
Angelo por su parte no entendía porque su amigo se portaba tan bien con el peli celeste, si éste era bastante hostil, aunque también se le cruzó por la mente que ese comportamiento solo era hacia su persona. Hizo una mueca, la verdad le importaba poco lo que Afrodita pensara o sintiera por él, después de todo él no necesitaba de nadie, o al menos eso pensaba.
Tomó otro pedazo pequeño de papel, lo hizo bolita y se lo arrojó a su prisionero, la pequeña bola de papel le dio en el ojo, lo que sacó de quicio a Afrodita.-¿Puedes dejar de hacer eso?- ni siquiera le miró, pero pudo notar que Angelo había sonreído, después de todo había conseguido su cometido, enojar al peli celeste.
-¿Y si no qué, princesita?- se levantó de su asiento y se posiciono frente al peli celeste. Por un instante Angelo se perdió en los ojos del peli celeste, le resultaban hermosos y a la vez tristes y cargados de odio.
-Alejate de mí.
-Tus ojos...-susurró Angelo sin dejar de ver aquellos ojos, ojos que al igual que Shura le habían hipnotizado.
-¿Qué tienen mis ojos?-preguntó apartando la mirada, la pregunta del joven De la Rose sacó de aquel trance al peli azúl, éste negó con la cabeza y se alejó un poco, aun permaneció sentado en aquel colchón.
-Son horrendos.- contestó seco, Afrodita le miró molesto, iba a decir algo ofensivo hacia el peli azúl pero se controló. Sonrió ampliamente y a como pudo se acercó hasta donde estaba Angelo.
-Gracias, por el alago... ¿Manigoldo?- Angelo palideció, ¿lo estaban confundiendo con su padre? Se quedó en silencio, Afrodita sonrió, sabia que ese no era su nombre pero con tal de molestar a ese hombre haría como el que no tenia ni la menos idea. Por otro lado, Angelo estaba más que ofendido, ¿cómo se atrevía a llamarle así? Odiaba a su padre, lo odiaba con toda el alma, toda su vida se la había hecho un infierno y que ahora aquel peli celeste le llamará así era ¡Inaceptable!
-¡Mi nombre es Death Mask!- tomó por el cuello al peli celeste y lo aventó contra la pared, Afrodita contuvo un grito de dolor. Miró a Angelo quien lo miraba furioso y con sadismo, su respiración era agitación y las facciones de su rostro estaban tensas. Afrodita comenzó a reír lo que confundió al peli azúl.
-¡Eso es golpeame!- volvió lanzar una carcajada.- Por cada golpe tuyo me doy cuenta de que eres idéntico a tu padre.
-¡Callate!- tomó de los cabellos a Afrodita y lo volvió a golpear contra la pared. Por un momento Afrodita deseo no haber molestado a Angelo y que Shura llegase a salvarlo ya que no podía hacer nada para detenerle, sus pies y manos estaban atados. Angelo lo golpeó uno, dos, tres veces, estaba cegado por el enojo, ni media la fuerza con la que golpeaba a Afrodita. Su celular sonó y regresó en si, una hilera de sangre bajada desde la cien del peli celeste hasta su mejilla. No dijo nada y fue por su teléfono.
-Shura...- articuló con su último aliento, su vista se volvía borrosa, sentía un fuerte dolor en la cabeza y poco a poco se dejó caer en la oscuridad. Angelo palideció, se llevó ambas manos a la cabeza y se acercó al peli celeste, lo tomó en sus brazos y le tomó el pulso y soltó un pequeño suspiro de alivio, solo se había desmayado. Su teléfono seguía sonando, había olvidado que lo llamaban.
En la otra línea un preocupado Shura no dejaba de marcarle a su amigo, tenía la corazonada de que algo malo había pasado o que más bien, algo malo le había pasado al peli celeste. Colgó y volvió a marcar, nada, nadie respondía, lo intentó dos veces más hasta que por fin le tomaron la llamada.
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Afrodisíaca tentación.
FanfictionAfrodita , hijo único del exitoso empresario Albafica de la Rose, es un famoso modelo de ropa, ambos hombres son conocidos como los más codiciados solteros de toda Nueva York. Pero con la fama viene la envidia, El Cid y Luciano conocido como Manigo...