Afrodisíaca tentación.

capítulo 2.

Al día siguiente de su cumpleaños Afrodita se levantó temprano con un leve dolor de cabeza, la verdad es que después de ver a su papá al llegar a casa se llevó la sorpresa de que Milo, Camus y Raymundo habían organizado una fiesta sorpresa con el permiso de su padre, había tomado, sin embargo no había sido una cantidad excesiva.
Estiró los brazos y retiró las sabanas blancas que estaban en su regazo y se dirigió al baño a darse una ducha.

A las afueras de la casa de Afrodita en una camioneta de vidrios polarizados, se encontraban Death Mask y Shura esperando que su víctima saliera, durante semanas lo habían vigilado, sabían la hora de entrada y salida del joven, sus amistades, los lugares que visitaba y la ruta que éste recorría para llegar a la agencia, si no lo secuestraban ahora podrían hacerlo unas calles más adelante, todo estaba planeado.
Death Mask le había puesto un silenciador a su arma, con está apuntó a las cámaras de seguridad y al tirar del gatillo estas quedaron inservibles, faltaban 15 minutos para que saliera el joven de cabellos celestes, ambos jóvenes se colocaron sus pasamontañas y se dedicaron a esperar.

Justo quince minutos después Afrodita iba saliendo de la gran mansión conduciendo su nuevo audi, fue entonces cuando Shura colocó la camioneta frente al audi obstruyendole el paso, rápidamente ambos jóvenes salieron del auto y se colocaron a la par de Afrodita quien se había petrificado y más aun al ver como un hombre al que solo se le veían los ojos azules le apuntaba con un arma.

-¡Sal del auto!- gritó éste y Afrodita obedeció muy asustado, fue cuando Shura le tapó boca y nariz con un trapo para que inhalara el cloroformo que se encontraba impregnado en ese pedazo de tela.
El joven de cabellos celestes cayó inconsciente en los brazos del peli negro, quien lo cargó para meterlo a la camioneta, ya estando adentro de la camioneta Death Mask aceleró y se encaminó hacia el lugar al que llevarían a Afrodita.

...

Afrodita comenzaba a recobrar la conciencia, cuando por fin pudo abrir bien los ojos sin que la tenue luz del lugar los lastimará observó que estaba en una cuartucho con las paredes de un color gris oscuro que se notaba tenia tiempo con la misma pintura ya que en algunas partes la pintura ya se estaba cayendo, había una una puerta de color rojo quemado frente a él, a su derecha se encontraba una ventana la cual tenia un candado puesto para que él no pudiera escapar de allí, además de que sobre esta se encontraba una cortina negra que apenas y dejaba que los rayos del sol se filtraran, en el techo, justo en medio había un foco el cual se encontraba apagado, a su izquierda había una mesita desgastada con dos sillas a los lados y allí estaba él, sobre un colchón algo sucio en medio de esa pequeña habitación, pegado a la pared, con manos y piernas amarradas y con una mordaza que le impedía pedir ayuda.
El pomo de la puerta comenzó a dar vuelta, los ojos del joven se abrieron como platos y un nerviosismo comenzó a recorrerle el cuerpo, fue entonces cuando Manigoldo apareció con un puro en su boca, detrás de él aparecieron El Cid, Shura y Death Mask quien encendió la luz para poder ver mejor a su pequeña víctima. Manigoldo se acercó a el joven que tenían atado para verlo mejor.

-Así que, ¿éste es el hijo de papi?- dijo Manigoldo soltando el humo del puro que tenía en su boca y haciendo a Afrodita toser.- quitenle la mordaza.

Death Mask fue quien le hizo caso a su padre y de la manera más tosca posible le quitó el pedazo de tela de la boca.

-¡¿Quiénes son ustedes y qué es lo que quieren?!- el peli celeste preguntó en cuanto le habían quitado eso que le impedía hablar.

-Mi nombre es El Cid, mi hijo Shura.- Señaló al de cabellos azabache.- mi amigo presente es Manigoldo y su hijo Death Mask.

-Lo que queremos es que tu padre pague.- esta vez habló el peli azul mayor.- veras, hace tiempo trabajamos con tu padre...- Manigoldo le contó todo, desde la llegado de Albafica, el día del nombramiento del nuevo presidente hasta cuando cayeron en banca rota, el joven solo escuchaba atentamente cada palabra que salia de aquel hombre tenebroso.- Si tú padre nunca hubiera aparecido en nuestras vidas, ahora estaríamos trabajando en Zodiac.