Hermoso Corazón

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Siglo XVIII

Para Degel esto apenas era el comienzo de lo que sería más de media década de tratar de morir y no poder hacerlo,  no solo se trata de una promesa, se trataba de seguir su corazón, de traer de vuelta a Kardia a casa. 

No obstante, aquello lo había amargado solo eran los resultados de sus decisiones . Después de todo, nunca había sido su objetivo morir sin él, las emociones no debían ser parte de él, sino más bien  algo inexistente con una compensación infinitamente perfectible de nunca sufrir algo mas allá de lo físico.  

Pero, en verdad, él no decidió sentir ése sentimiento menos favorable para él,  pensó al comienzo que solo seria como indulgencia temporal. Amaba a Kardia como a las pocas cosas que se le permitía aferrarse.

Pensamientos como esos lo habían casi sacado de quicio, hasta que no pudo controlarlos, no lo logro en ese entonces y ahora no tenía las suficientes fuerzas para hacerlo cuando se vio golpeado por la realidad, de verse junto a él en la fría Siberia apunto de morir.

¡UNITY!gritó Degel al ver a su amigo caer al suelo herido por el ataque de Radamanthys. Kardia miró sorprendido la expresión de coraje en el rostro de su amigo, el cual para su sorpresa se lanzó al ataque de su rival. Él no era así, ese no era él.

¡Ja! El Santo de acuario falló ¿Qué los libros no te son de mucha utilidad? preguntó con burla el juez, mientras le propinaba un rodillazo en el rostro, lanzándolo cerca del peli azul, quien no dudo y tomó entre sus brazos al herido peli verde.

El juez miró con diversión la escena, un Degel enfurecido tratándose de zafarse de los brazos de su compañero, quien se encargaba de frenar otro ataque sin sentido.

¡Sueltame! ¡lo matare! aseguró casi en un rugido mientras que Kadia lo miraba triste.

—No conseguirás nada atacándolo de esa manera, sólo te lastimara. Tómalo y vete — pudo sentir como los pataleos cesaban poco a poco, aquellos ojos que amaba tanto ahora lo miraban con sorpresa —. Salgan de aquí, recuerda... es nuestro deber proteger a los demás, protege a Sasha y no permitas que logren su cometido. Confió en ti, como sé que tú confías en mí — Degel miro a su mejor amigo y compañero de armas ponerse en posición de ataque listo para la batalla. —¡Vete! recuerda nuestra promesa, si tú no caes yo no lo hare, hoy no es el día Degel. Nuestra promesa no la olvides... una ultima batalla juntos.

—Regresa ¡por favor!—fue lo único que el de acuario articuló, para luego salir corriendo del lugar en busca de Pandora, mientras llevaba a Unity en brazos.

"Si tan solo pudiéramos estar juntos por siempre"

—¿Estás listo para morir?— preguntó el escorpión con una gran sonrisa, haciendo reír a su rival—¡Aguja Escarlata! — gritó impulsándose hacia el juez, quien a su vez se lanzó con una burlona sonrisa.

—¡Greeding Roar!— gritó.

"Mi único deseo es proteger a los que amo, incluso si muero"

—Si yo muero, tú también — exclamó Kardia, señalando con su dedo a Radamanthys, quien sonreía ante el nulo daño que había sufrido ante el ataque.

"Este momento era el indicado, morir ante un rival igual de fuerte que el seria un honor, moriría con gloria por ella, por el... lo lamento Degel"

Cerró sus ojos unos segundos para recordar la mirada de Degel, sonrió para si mismo empezando a correr de nuevo hacia su oponente, encendió su cosmos hasta el límite—¡Scarlet Needle Katakeo!—gritó con todas sus fuerzas, haciendo que su voz saliera como un rugido, haciendo temblar la cueva.

Los ojos de su rival se abrieron al máximo, al ver la gran luz dirigirse hacia él, su reacción fue demasiado tarde, el ataque llego a él con el doble de fuerza esperado traspasando la barrera defensiva de sus brazos. Kardia sonrió al verse aún de pie y ver como Radamanthys caía bañado en sangre al suelo, podía ver su trofeo; torció el gesto llevándose la mano a su adolorido corazón, podía sentir su sangre hervir y calcinar todos sus órganos. Se dejó caer al suelo de rodillas alzando su vista al techo para poder ver los pequeños copos de nieve caer sobre él — Degel — susurró cerrando sus ojos, antes de ser aplastado por un tumulto de nieve que terminó sepultándolo junto a su enemigo.

Habian pocas cosas que Kardia guardaba para si y una de ellas era aquel amor que sentia por su compañero de armas, tambien habia momentos de sinceridad cruda la cual odiaba escuchar Degel, quizas por aquel amor fraternal hacia el o aquella dependencia que la rutina habia arraigado en su diario vivir, pero aquello no pasaba desapercibido ante sus ojos, sabia que algún día lo lastimaria y cuando llegara ese dia esperaba que el recordara aquellas palabras que siempre cada vez que podia le repetia "No pienses mucho en mí. No quiero que te pongas triste, vive bien, solo vive.; que yo caminaré a tu lado en todo momento, sere la luz del sol en tus mañanas y por las noches velare tu sueño como tu lo hacias por mi".

La muerte era fría, demasiado fría, aún no podía escuchar los lamentos de las almas del inframundo.

—Kardia — escuchó una voz femenina  llamarle; no era su querida Sasha, entonces quien era.

Abrió sus ojos lentamente, encontrándose con muros de hielo a su alrededor, alzó su mano para dejar que los copos de nieve tocaran su piel. Sonrió, Degel había regresado por él, había cumplido su promesa, no podía ser posible. Sonrió por la dicha, pero la misma se esfumó al escuchar una ves mas la voz femenina, se levantó con gran esfuerzo, sus rodillas tambaleaban, su cuerpo estaba lleno de algo parecido a la escharcha.

Levantó su vista y ahí la vio tan imponente como solo debía lucir su diosa. Una mujer de blancos cabellos, vestida con una túnica cubierta por estrellas y un traje de diminutos cristales.

—¿Quién eres tú? — preguntó de forma altanera, mientras que con dificultad  se ponía en posición defensiva.

—¡Tu diosa! más respeto caballero — Exigió la mujer apuntando con su cetro al guerrero, quien cayó desplomado al suelo por la ráfaga de viento helado que la mujer lanzo contra él. — ¡Oh mi hermoso caballero de Cristal! — Susurró tocando los azules cabellos del griego, quien yacía inconsciente. 

Lo unico que necesitaba para un día más, era decir adios...

Aquel día, Sasha lloró desconsolada la perdida de su mejor amigo y confidente, quien se encontraba en las profundidades del océano. —Lo siento señorita Athena, pero la base de la cueva cedió y lo más probable es que los cuerpos cayeran al mar—esa noticia, destrozó a Degel, quien nunca pudo superar su perdida. Jamás se lo dijo a Kardia pero él lo amaba más que nada en ese mundo.

Ese día su corazón terminó de congelarse, al igual que el corazon de Kardia el suyo murio, sin el calor de su amigo cerca su vida era un invierno cruel y largo, ya no existia aquella primavera eterna en la que vivio sumergido por años, sabia que llegaria algun día el inevitable invierno...le necesitaba; para quedarse un día más. 


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*1: Fragmento de La Reina de las Nieves de Hans Christian Andersen.

*1: Fragmento de La Reina de las Nieves de Hans Christian Andersen

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The Snow Queen "Crystal Knight"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora