Encuentros inesperados

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Los rayos del sol dieron de lleno en la cara de Natanael y dotaron a sus cabellos rojizos un adorable tono. Se había despertado desde hace horas, pero no había movido ni un solo musculo, y de vez en cuando echaba un vistazo a la criaturita que cómodamente se encontraba durmiendo en la esquina de su cama. Sintió como si el día anterior todo hubiera sido un sueño irreal poco recurrente de su mente. Sin embargo aquel ser- Akai se recordó a sí mismo- le recordaba que no había soñado nada y que todo había pasado.

Ahora tenía poderes, no sabía cuales, pero estaba seguro que su catálogo no se limitaba a saltar grandes distancias y con una fuerza sorprendente. Gracias al cielo que era sábado, porque no se sentía con animos de nada, salvo quedarse encerrado en su habitación y descansar hasta que su mente asimilara todo. Porque una cosa era vivir todo y otra era el tiempo que te tomaba para entenderlo con claridad y no volverte loco en el proceso.

Cuando los rayos alcanzaron el cuerpo de aquel ser con forma de zorrito se removió, disfrutando de la sensación. Natanael presto atención hasta que observo como abría sus ojitos y le miraba. Siempre esa mirada curiosa, como si quisiera saber todo. Akai por su parte se desperezo y estiro todo su cuerpo. Hace tanto tiempo que no había disfrutado del despertar que aquella mañana le parecía lo más maravillo del mundo. Cuando el chico se sentó en la orilla de la cama, él hizo lo propio en el lado que había escogido para dormir aquella noche. Se miraron sin decir palabras, en el caso de Akai porque quería escuchar las preguntas del chico sin interrumpir. En el caso del pobre Natanael, tenía la boca tan seca que no podía pronunciar si quiera un sonido.

-creí que tenías preguntas- dijo finalmente Akai para terminar con el incómodo silencio.

- aun las tengo- se esforzó por que la voz no le sonara pastosa.

-entonces te sugería que las expreses ahora, de otro modo, esta conversación será aburrida- su sonrisa fue sincera cuando lo dijo. Comenzó a flotar en su sitio y dar volteretas una y otra vez, esperando pacientemente a que un dialogo se diera.

-¿Quién es Fire fox?- después de devanarse los sesos en decidir cual era la primer pregunta, decidió que saber eso era una prioridad ¿Por qué se había autonombrado así en primer lugar?.

Akai detuvo su juego y se centró en su amigo, si es que podría decirle asi a partir de ese momento.

-Ese es nuestro nombre cuando tu y yo estamos unidos, Fire fox- su mirada ambar miraba directamente a los ojos azules de Natanael- seguro tuviste la sensación de que ese era tu nombre cuando usaste el traje. Yo no puse el nombre, sino tu primer antecesor. Fue para honrar a un dios japonés.

Esa información no le pasó desapercibida a Natanael, pero esperaba tratar ese tema mas adelante.

-¿soy un superhéroe?- al escuchar la pregunta Akai estalló en risas que ruborizaron de inmediato a Natanael.

-interesante cuestión- dijo cuándo su ataque se detuvo- eres lo que necesites ser, héroe o villano, tu elijes, pero mi principal misión es que aquello que has deseado proteger este a salvo, sin importar nada.

Entonces Natanael recordó las palabras que le había dicho al conocerlo por primera vez "chico enamorado". Demonios, lo había olvidado por completo.

-¿Cómo sabes sobre mis sentimientos?- ahora era él quien invadía el espacio personal de la pequeña criatura. -dime ¿Qué sabes?- parecía alterado, con una mezcla de miedo y vergüenza que se reflejaba en su sonrojado rostro.

- no gran cosa en realidad- dijo volando hasta quedar en frente suyo, despreocupado y escondiendo una sonrisa traicionera en la comisura de sus labios.- sólo que tu corazón esta cautivado por una chica y los deseos de protegerla me han despertado de un largo sueño. La intensidad de tus emociones se desbordaba de tu alma- su tono algo teatral le estaba delatando. Sabia más de lo que decía- ah!! Lo olvidaba, también sé que esta chica es la actual Ladybug y curiosamente ayer fuimos a la casa de una chica a dejar algo ¿no?- su sonrisa era completamente delatadora.

Un deseo del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora