Pensamientos

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Marinette deseaba pellizcarse a sí misma para ver si aquella escena desarrollándose ante sus ojos no era más que un sueño causado por la fatiga. Pero a pesar de que cerró los ojos y los abrió repentinamente, no podía creer lo que veía.

Su compañero, el chico tímido y amable con el que trabajaría en el proyecto escolar era el misterioso FIre Fox. ¿Cómo era posible aquello? ¿Qué seguía a continuación? ¿Qué Chat también asistiera a su escuela?

Estaba congelada en su sitio, pensando en mil cosas y haciendo mil preguntas que sus labios simplemente no podían expresar. Por su parte Chat estaba devanándose los sesos en busca de respuestas a las preguntas que se formuló a sí mismo a partir de la revelación del pelirrojo. ¿Por qué su lady había pronunciado el nombre del chico? ¿Por qué de esa forma tan familiar?

Tenía que conocerlo, sabía quién era él, y si eso era cierto, entonces la hipótesis que hace tiempo Alya había hecho acerca de que ladybug acudía a su instituto era verdad, ella en serio estaba más cerca de ella de lo que creía. Tonto, mil veces tonto se repitió una y otra vez. Era un completo ciego, decía querer a la chica pero ni siquiera podía reconocer las similitudes. ¿Qué haría ahora?

Natanael deseaba haber pensado más las cosas antes de ser tan arriesgado como lo había sido. Pero cuando era Fire Fox tenía tanta confianza en sí mismo que pensó que era lo mejor, lo más sencillo de mostrar confianza. Ahora no estaba seguro de que hubiera sido si idea más acertada. Marinette no parecía creer lo que veía y eso le dejaba un sabor amargo en la boca. ¿Por qué lo miraba como si le hubiera crecido un cuerno en la frente? ¿Tan poco creíble era que él fuera un superhéroe?

Quería que se lo tragara la tierra y lo escupiera en cualquier parte, para no sentir pena, para no desviar la mirada de la chica que le gustaba por miedo a no gustarle lo que sus hermosos ojos azules le dirían.

-ajam- el pequeño Akai se hizo notar haciendo un ruido para llamar la atención de los tres chicos que de repente parecían estar perdidos en sus pensamientos. En cuanto los dos superhéroes pusieron sus ojos en él, pensó que era su momento de lucirse- me presentó formalmente-dio tres volteretas al aire para terminar en una elegante caída y una reverencia muy cortes- me llamó Akai, y como pueden ver, no soy ningún akuma- enfatizó la palabra y miro de reojo a Chat, expresando a quien iba dirigido el mensaje.

-¿otro kwami?- preguntó Marinette tomando el primer paso, acercándose al pequeño ser y estirando una mano para tocarlo, Akai no se hizo esperar y fue a su contacto, tomando con delicadeza su mano y recargando su rostro sobre el dorso de esta. – un gusto, Ladybug, me han contado mucho sobre ti- esta vez miro hacia su portador, haciendo que este se encogiera, rojo de la pena.

-¿Quién nos asegura que esta cosa en realidad es algo parecido a nosotros?- el tono despectivo de Chat rompió con la linda atmosfera que estaba creándose. Al gato no le gustó nada que el zorrito se tomara tantas libertades con su lady, pero no se atrevía a hacer un movimiento, porque de alguna forma el no identificar a la chica de sus sueños había hecho que mantuviera ciertas restricciones ahora.

-¡Hey! Deja de hablar así de Akai, ¡él no es una cosa! Es mi amigo- la voz de Natanael sonaba completamente enojada, nadie hablaba mal de la gente que él quería, eso era claro. Akai sintió una tibieza en el corazón al ver con qué valor plantaba cara su portador para defenderlo. En poco tiempo se había llegado a tomar una gran estima.

-Los gatos a veces no saber cómo comportarse- dijo Akai, algo burlón y sin duda con ese tono superior que Chat había detectado en Fire Fox. Era parte de la personalidad de la criaturita, después de todo. Ladybug solo vio el intercambio de palabras sin decir nada, acomodando su palma para que Akai se sentara sobre ella y así poderlo ver mejor. el pequeño tomó asiento casi de inmediato.–ahora respondiendo a tu pregunta, es algo difícil de decir. Pero teóricamente no soy un Kwami.

Un deseo del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora