Confianza y sinceridad

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Ladybug se dirigía a toda velocidad hacia el incidente, lanzando su yoyo a cualquier superficie lo suficientemente estable para poder balancearse a la siguiente, mientras pensaba acerca de lo que le diría a Natanael cuando regresará a su casa "oye, lo siento, la puerta se atascó" era algo bastante mediocre si se ponía a pensar en ello. Además tendría que responder a otras cuestiones. Seguramente el pobre chico comenzaría a jalar la puerta y tocar, llamándola y pidiéndole que le ayude a salir. Y nadie le respondería porque nadie estaría en casa.

Debería muchas disculpas, pero lo haría después de asegurarse que nadie estuviera herido. La edificación en llamas estaba a menos de tres edificios, así que tomó impulso y corrió a brindar su ayuda, ahora no era momento para disculparse, sino para actuar.

Fire fox no estaba muy lejos de ella, apenas unas cuantas cuadras por detrás de su amada musa, esperando llegar al tiempo y ser de utilidad, y también pensando que debería de regresar mucho antes que Marinette a su casa o de lo contrario no sabría cómo explicaría por qué no estaba en el baño. No es así como quería decirle a esa hermosa niña que él sabía su identidad y su secreto, por el contrario, quería que ella supiera absolutamente todo. Pero no de esa manera. Lo quería hacer único y un momento que recordaran ambos. Siguió brincando, sin perder de vista su objetivo primordial.

Por su parte Chat noir, rezagado, tenía conflictos para manejar sus sentimientos encontrados tras sacarse la venda de los ojos ¿Por qué Natanael sabía la identidad de Ladybug? ¿Acaso Marinette se lo había confesado? ¿Por qué a él, de todas las personas? Ella había dicho que bajo ninguna circunstancia deberían revelar su identidad. Enojo, molestia, traición y celos pujaban por partes iguales. Ninguno dando tregua al otro. Si alguien merecía saber quién se ocultaba detrás de la máscara de Ladybug era él, su compañero, su aliado, un chico que había estado con ella desde el principio y nunca dudo de su capacidad.

¿Qué tenía de especial Natanael? Había sido akumatizado, no una, sino dos ocasiones. Quizá ahora tenía un traje y habilidades, pero no estaba ni de cerca de lo que ellos eran. Sus kwamis eran opuestos, unidos y activados a la vez, porque había una conexión entre los portadores. O eso había pensado hasta ahora. Pero ¿y que si Marinette no se lo había dicho? ¿Cómo era posible que el pelirrojo se hubiera enterado?

Muchas veces deseó seguirla y espiarla hasta que su transformación acabara, pero nunca se lo permitió, porque no quería que la chica dejara de confiar en él. Era un voto de confianza que ella ciegamente le había dado y aunque en muchas ocasiones estuvo tentado, resistió sus impulsos y dejó el asunto por la paz. Pero ahora las cosas eran diferentes, ese chico había venido a cambiar la ecuación por completo, y para bien o para mal necesitaba hablar con ella y saber todo lo que había ocurrido de sus rosados labios.

Solo así estaría en paz con su mente y dejaría de plantearse las mil posibilidades que su cabeza construía. Deseaba tener tiempo para pensar, pero eso precisamente era de lo que carecía cuando una segunda explosión incremento las llamas que se divisaban. Probablemente el fuego había alcanzado alguna tubería, y si había más peligro, mejor estar cerca de la persona que lo necesitara. En este momento no era nada acerca de ellos, sino de la gente a la que tenían que proteger.

*****

El incendio comenzó justo en medio, donde una falla en el cableado eléctrico fue el detonante de todo. Los dueños de los departamentos de ese piso no estaban en casa, sino que iban a trabajar y no llegarían hasta entrada la noche, así que no había forma de que el incidente hubiera sido detectado hasta que ya estaba atacando los pisos más cercanos.

La gente que vivía en la parte baja tuvo la oportunidad de salir de inmediato, sin problemas, pero esa misma suerte no la tuvieron los vecinos de los pisos superiores, que alterados, no supieron hacer otra cosa que salir hacia el tejado y esperar por ayuda. El acceso a la área en helicóptero era sumamente difícil por la variación de tamaños entre edificios, especialmente este, que era el más pequeño de toda un conjunto. Eso también impedía poder saltar a otro techo para salir.

Un deseo del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora