¿ideas erróneas?

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-¿acaso morí?

-no

-¿entonces me volví loco?

-mmm, no

-¿entre a un universo paralelo? ¿aún estoy dormido? o peor ¿Acaso estoy en una cama de hospital, en coma y todo esto son ideas de mi cabeza?

-no, no y definitivamente no- Akai ya se estaba cansando de aquella rutina del no- es imposible que me estés soñando, es decir ¿Mírame? Tienes imaginación amigo, pero ni en tus más locos sueños pudiste crearme a mí...

El pequeño se posicionó de inmediato enfrente del chico en aquel pequeño cubículo de baño. Era la primera vez que entraba a una de esas cosas, pero por el olor y los particulares asientos blancos, estaba completamente seguro que aquel sitio no era el más adecuado para irse a ocultar.

-entonces... ¿Marinette y yo...?- el pobre pelirrojo aun no podía con la información acerca de quien había terminado convirtiéndose en su compañera de trabajo. En cuanto anunciaron los equipos y se hicieron los cambios de asiento, Natanael no había tenido autocontrol con respecto a sus emociones.

Se puso completamente nervioso, las palabras simplemente no le salieron de la boca, y cuando sus mejillas comenzaron a teñirse de rojo, las cosas fueron algo extrañas. Tuvo que excusarse diciendo que no se sentía del todo bien y corrió directamente al baño, en donde se encerró en el primer cubículo vacío que encontró.

Seguía en el mismo sitio desde ese momento. Ni siquiera tomó sus cosas, solo trato de llegar a un lugar solitario para poder descansar su corazón que martillaba contra su pecho.

Un suspiro salió del pequeño- Si, Marinette y tú ahora trabajarán juntos- Akai no sabía cómo ayudar al chico, necesitaba darle energías positivas, decirle que todo estaba bien, pero dudaba que en su estado las palabras sirvieran de algo.

No eran conscientes del tiempo que había trascurrido desde que escaparon del salón, pero de repente el timbre de cambio de hora sonó, sobresaltando a Natanael y haciendo que el Akai tratará de asomarse para identificar el ruido.

-agáchate- el muchacho le jalo de la cola antes de que pudiera seguir.

-hey- protestó el pequeño, pero fue silenciado de inmediato cuando la puerta del baño se abrió.

-¿Natanael? ¿Estás aquí?- la voz de Nino resonó en el espacio vacío. No respondió de inmediato.

-Marinette te está buscando, parece algo preocupada- ahora era la voz de Adrien quien le hablaba.

Solo hasta ese momento se planteó el hecho de que su actitud pudo haber asustado a la chica, y que quizá ahora ella se sentía insegura para tratar de trabajar con él. Tonto, tonto, tonto. ¿Qué había pensado cuando salió disparado fuera del salón?

Metió a Akai dentro de la bolsa de la chaqueta y sin pensarlo, se precipitó de inmediato afuera del cubículo, casi tropezando con el Adrien.

-¿do... Dónde est..ta Marinette?- su tartamudeo presente siempre que hablaba de ella.

-se encuentra afuera- señaló Nino hacia la puerta- nos pidió si podíamos ver si estabas aquí, ya que cuando fue a la enfermería no había nadie.

-gracias- aunque no supo porque lo decía, parecía ser lo correcto. Dio un paso rumbo a la puerta cuando de repente se puso tensó ¿Qué le iba a decir? De inmediato se quedó congelado en su sitio. Uno de sus problemas a la hora de enfrentar las cosas: no pensaba mucho acerca de sus acciones y solo veía las consecuencias después de un rato.

Un deseo del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora