Sofía se hallaba encarcelada entre esos largos y delgados brazos, que segundos antes no habían sido más que utilería decorativa en el cuerpo de Marco, todo en ella era prisionera de la masculina gallardía de su opresor, no había nada en el cuerpo de Sofía que lograra escapar a su potestad y embriagante magnetismo, sus sentidos estabas atados a las sensaciones, sensibles a los estímulos, el delicioso aroma de Marco, perfume potenciado con sudor cargado de hormonas la envolvía entera, el calor de su cuerpo la hacía estremecer ruborizando sus mejillas, el movimiento sugerente de su pecho al respirar, la forma atrevida en que la miraba, absolutamente todo, cada pequeña cosa hacia que Sofía estuviera incapacitada para moverse, escapar o siquiera pensar de forma racional, su mente corría errática de una idea a otra , no lograba esclarecer sus pensamientos, su mirada se movía sin sentido entre los ojos y labios de Marco en un vaivén infinito rebosante de deseo, cada mirada inundaba las pupilas de Sofía aumentando el tamaño de estas de forma irreal, su corazón entre que latía acelerado se detenía de pronto, afectando su respiración y finalmente desencadenando todo este caos en un temblor de pies a cabeza, que la hacían lucir tan despiadadamente hermosa que a Marco le costaba mucho trabajo mantener sus deseos a raya para no atacarla ferozmente.
Sofía aún podía sentir el sabor de Marco rondando en su boca, sentía como este bajaba poco a poco por su garganta y la amenazaba con desvanecerse en ella, quería evitarlo, dolía la posibilidad de perderlo, de jamás volver a sentir tan perfecto néctar, su lengua codiciosa ambicionaba más, esta aún enardecida de pasión no le permitía olvidar la sensación de la piel de Marco, esa sudorosa sensación, ese celestial sabor.
Marco ardía en deseos de besarla, atacarla sin piedad y castigarla por tentarlo a olvidar todo su buen juicio y decencia. Marco se sentía rozando el límite de su auto control, cada vez más cerca del confín de su virtud y recato, la forma en que Sofía temblaba al hacer contacto visual, el sonido de su respiración al salir de su boca, la forma nerviosa y descontrolada con la que ella rozaba sus piernas y el resplandor de su piel aún en la oscuridad eran solo leña para el fuego que ardía dentro su cuerpo y la lava que corría por sus venas. Marco acercó aún más su cuerpo, apenas y podía sostener su mandíbula evitando el temblor causado por el nerviosismo de tanta proximidad, Sofía ya no podía controlar más la frecuencia de su respiración y mucho menos la tormenta de pensamientos que acosaban su mente. Marco inclinó su torso, la brisa de su respiración rozaba con suaves caricias la frente se Sofía, se acercó lentamente, casi rozando sus incendiadas mejillas, los segundos se hicieron eternos, el tiempo pareció detenerse, el momento congelarse. Sofía sostuvo la respiración en un desesperado intento de no soltar ningún sonido que evidenciara su patético y absurdo estado de nerviosismo. Marco se detuvo justo antes de rozar su piel, miró a Sofía nuevamente a los ojos y casi pudo atravesar su alma con ellos ofreciendo una despiadada amenaza de pasión, sutilmente escabulló su nariz entre sus cabellos, hasta rozar gentilmente su cuello, sintió como el cuerpo de Sofía se contraía al contacto, recorrió su cuello con dulce determinación, inhalando de forma desesperada toda particular de perfume ahí presente. En muchas ocasiones había olido el perfume de Sofía, pero nunca así, de forma tan intensa, íntima y directa, cada partícula de aquel inundaba su olfato, acariciaba sus sentidos con dulces notas de aroma, sólo comparables con el celestial dulzor de un sueño placentero, calidez abrazadora, magnetizante y destellos de sensualidad sutiles que concluían en una perfecta obra maestra.
Sofía podía oír los latidos de Marco, el estruendo enfurecido y palpitante de su sangre recorriendo sus venas, el rose en su cuello era glorioso, y el sonido de la respiración en su oído, desmedidamente embriagador y excitante.
El corazón de marco explotaría en cualquier momento, sus brazos temblaban, su respiración rugía furiosa en esa pequeña y solitaria habitación, pero su espíritu se hallaba rebosante de determinación, cerró sus ojos, la imagen del tentador, seductor cuello de Sofía le dificultaba unir ideas, le impedía mantener la cordura. Marco escuchó sus latidos y se concentró en aquello, en la oscuridad de su pensamiento al fin logro reunir el valor que hace poco tiempo atrás le costó tanto crear desde cero. Marco respiro profundo, aquel perfume cautivador lo volvió valiente, se concentró en sus pasiones, Mientras repetía con desesperación su mantra,
- se valiente, se valiente, se valiente-, sin abrir los ojos comenzó a recorrer la curvatura de la mejilla de Sofía, el roce con de su piel era agobiante, tortuosa, magnética, sensual al borde de la locura. Marco podía respirar el mismo oxigeno que Sofía, sus respiración se unían homogéneamente en un soplo de vida,
- se valiente, se valiente, se valiente - , dijo marco casi como un susurro, justo antes de impactar sus labios en un dulce y tierno beso.
Marco había depositado un sutil, torpe, frágil y descuidado beso muy cerca de los labios de Sofía, en el punto medio donde nacen los hoyuelos, mueren las mejillas y se alzan los la labios.
Sofía sintió de pronto los tímidos labios de marco en un torpe intento de besarla, este intento por torpe que fuera lleno de rubor cada parte de su piel y estremecedor cosquilleo su cuerpo, ese sutil beso llenó el corazón de Sofía, lo desbordó de un calor tan grande y despiadado que solo podría describirse como amor.
Sofía luego de ese fugaz y dulce intento, no pudo ver el rostro de Marco, ya que este se hallaba en dirección al suelo clavado de vergüenza, ella también aún temblaba por la fuerte emoción, pero en un ataque de coraje y al ver el lamentable estado en que Marco había quedado luego de su fallido intento, Sofía inclinó su cuerpo, se escabulló bajo su rostro, con ambas manos lo sostuvo desde las mejillas, lo miró con tanta dulzura que una sonrisa leve se dibujó en su rostro y elevando sus talones del suelo, alzando su cuerpo lo más que pudo, aguantando la respiración para calmar su corazón, y sin cerrar los ojos, beso a Marco en el punto medio donde nacen los hoyuelos, mueren las mejillas y se alzan los labios...
Se miraron unos segundos, sus ojos se llenaron de felicidad y sus corazones de dulzura y alivio, luego ambos rompieron el incómodo silencio de aquella solitaria habitación con una tonta risa que los acompañó durante toda la noche...
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La Inocencia
Teen FictionHistoria de amor, amistad y altibajos de la vida. Relato de punto de vista muy personal, delicado e intimo, de la vida de un grupo de adolescentes caracterizados por la inocencia y como en el camino de la vida pierden esta poco a poco, mientras crec...