...Si...

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Caminaron el uno al lado del otro separados por centímetros suicidas que anhelaban desaparecer con la luz del ocaso , el piso tenía toda la atención de ambos y el silencio era protagonista en aquel cobrizo atardecer, incómoda distancia ente sus manos las hacían sudar inquietas, junto a las impetuosas ganas de ambos corazones, de destrozar la timidez y silencio del otro con un apasionado beso, esta necesidad los acosaba cada que escuchaban, entre el ruido de aquella transitada calle la respiración, provocadora y sugerente respiración del que yacía a su lado, ambos agradecían al cielo el fuerte ruido ambiental que los acompañaba y hacía de chaperón, ya que de no ser por este, sus latidos acelerados y retumbantes habrían hecho de su camino, escenario perfecto para un desfile militar al son de una armonizada orquesta de tambores.
Sofía sentía en su pecho toda clase de emociones mezcladas, la adrenalina de fugarse de clases la hacía sentir capaz de cualquier hazaña arriesgada, era la primera vez en su vida que rompía una regla y eso se sentía tan bien que hasta cosquilleaba en su interior feroces impulsos de palmear su espalda, felicitándose por tal hazaña , al mismo tiempo un pequeño temor crecía lentamente como avalancha en un rincón de su cabeza, una vocecita en su conciencia molestándola por haber sin permiso, ni respeto alguno por la estricta estructura existente en ella, haber tomado tal irresponsable decisión, esta amenazaba con obligarla a volver al colegio llena de arrepentimiento, condenada a auto castigarse con más horas de estudio de lo habitual , ella podía claramente ver a una pequeña Sofía en su hombro mover la cabeza de un lado al otro, con los brazos cruzados en una decepcionada expresión de desapruebo. Suspiro tras suspiro pasaban sus minutos, en una guerra interminable entre ambas partes de su consciencia, como si esto no fuera suficiente, otro rincón de ella le exigía, dada la necesidad hormonal ardiente de deseo en sus manos, tocar a Marco sin piedad ni restricciones , besarlo hasta que no le quedara oxígeno en la boca y devorarle la piel en un feroz y salvaje arranque de lujuria, ese rincón, el más lascivo y promiscuo de todos, trataba de persuadir a Sofía a ceder frente a los oscuros e insanos deseos de aprovecharse de la reciente romántica confección de Marco y tomar esta como un permiso para arrebatar su inocencia de golpe y sin misericordia alguna ,tal y como en muchas ocasiones antes lo había imaginado a solas en su ambientación, el plan sonaba perfecto, exquisitamente tentador, de no ser por la existencia de otro rincón , imposible de ignorar, que era sin duda el más grande y predominante en ella, este era tan supremo en Sofía, que llamarlo "rincón " era casi un insulto, ya que este era el que básicamente definía a Sofía y que tanto pesar le hacía sufrir, una enorme bola de moral, deber, responsabilidad, pulcritud y perfección que traían siempre a su cabeza funcionando tan impecablemente como un reloj suizo y que no le había permitido cometer un error desde que ella tenía memoria, luchar contra esta era un esfuerzo en vano, Sofía no podía pretender engañar a nadie, menos a ella misma, deseo tras deseo sucio que se le pasara por la mente, era tiempo pedido, ya que ella no sería capaz de satisfacerlo, Sofía no era más que " un perro que solo ladra", y estar dolorosamente consciente de esto la volvía furiosa al borde de la cólera. Día tras día Sofía amenazaba a "Sofía" con rebelarse y ya no hacerle caso jamás, su amistad había terminado hace tiempo, desde el día en que ella descubrió lo bien y excitante que se sentía "portarse mal " y dada las actuales circunstancias, era momento de decidir a qué Sofía ser fiel, a la buena y responsable o de una vez por todas cumplir cada amenaza de rebeldía que le había realizado a la pulcritud y perfección existente en ella.
Marco caracterizado por lo simple de su razonamiento, se hallaba en la pelea de sólo dos pensamientos y con estos, las más confusa de las emociones, ya que no tenía claro que había sucedido, hasta donde su cerebro le permitía entender , había corrido como si no hubiera un mañana hacia Sofía, por denigrantes y patéticas razones poco enorgullecedoras , había casi llorado al borde de la súplica, vergonzosos sentimientos de forma no muy viril ni digna, Sofía como respuesta a esto había dicho solo un "Si", que solo dios sabía que significaba y luego sin más, estaba caminando a su lado, aun en estado de shock por semejante actuación melodramática resultante de su torpeza, y todo ese camino acompañado de un sin fin de suspiros dirigido al suelo, saliendo de la pecaminosa y roja boca a su lado, que no hacían más que ponerlo nervioso y ansioso al borde de la locura.
Solo eran dos las preguntas que se cruzaban por su cabeza y estas eran suficientes para provocar ganas en él de quitarse los pelos y salir corriendo mientras grita desesperado, ¿que debía hacer ahora? Y ¿qué diablos significaba ese " Si"?, tenía la impresión de que perdería la vida y juventud tratando de encontrar las repuestas a estas preguntas, que al lado de Sofía era seguro, se repetirían siempre, era claro que nunca la entendería, no estaba siquiera cerca de alguna vez, ni por casualidad o broma del destino, tener la menor idea de los que cruzaba por esa pequeña, hermosa y pelirroja cabeza. Marco era tan tímido, inexperto y torpe que no encontraba manera óptima, de pedirle a Sofía que le diera las benditas respuestas que tanto lo torturaba por su extrema importancia de vida o muerte, Marco apenas y había zafado de volverse invisible en un enfrentamiento y cruel comparación con "aquel", como para ahora volverse incauto y parecer un imbécil a propósito.
- ¿Por qué todo lo referente a esta mujer es tan difícil?! - preguntó al cielo, con la vista pegada en una nube, buscando iluminación divina en alguna parte de esta.
Marco debía concentrarse, todo lo que había logrado avanzar, cada paso dado, cada esfuerzo por valentía, hasta llegar a que esa hermosa chica dijera "Si", no debía ser desperdiciado u condenado al olvido a causa de su persistente manía de siempre parecer un idiota, ese " Si" lo era todo, significara lo que significara, cualquier cosa, debía ser bueno y por ende valía la pena, siempre lo valdría, un esfuerzo más, un poco más de valor y un poco más de él.
Marco elevó tímida pero decididamente su mano, de forma tan lenta, que estrella tras estrella lograron ser testigo de su intención , mientras aparecían despidiendo a la tarde, ahuyentando al sol, Marco en un tembloroso movimiento, separo su meñique del resto de sus dedos, este iría en busca, como soldado valiente, de la mano solitaria de Sofía, tras un tortuoso recorrido, amenazado con temores y las persistentes ganas de no arruinarlo todo, este al fin se había extendido lo suficiente como para lograr sutilmente rozar aquella inexplorada mano.
Sofía al sentir un leve cosquilleo en su mano supo de inmediato de que se trataba, solo algo y alguien podía ser tan delicado, dulce y tierno. Dirigió velozmente la mirada hacia Marco, apuntó sus grandes, rojos y feroces ojos, más abiertos que de costumbre, hacia los de Marco, que no podían disimular, en el tamaño de sus pupilas, el nerviosismo de la espera a una reacción u respuesta, y supo que era el momento que tanto temía, debía elegir una opción , el momento había llegado, este se había apresurado y escabullido en la incómoda caminata durante el cobijo de aquel atardecer en retirada, a causa de invocarla tanto con lo persistente de su pensamiento, ¡Sofía debía decidir!.
Sofía abrió lentamente los labios y casi como una orden exclamó, para la desventurada suerte de Marco, fuerte y decidida un orgulloso e impulsivo, - ¡Sí! -...

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