Sofía estaba siempre propensa a la locura, hablar sola, morder sus uñas y un sin fin de tics resultados de la ansiedad, ella era una chica muy inteligente, analítica y reflexiva, pero precisamente esto era su peor defecto y enemigo, con frecuencia hacía de un pequeño asunto el más elaborado y caótico motivo de análisis, hipótesis, estudio, tortura y por ende desvelo. Ella siempre sobre analizaba las cosas, con ejemplar intención de esclarecer detalles y ser objetiva en su juicio u opinión, debido a esta cualidad sentía mucha seguridad y confianza al poseer un criterio muy justo y tener la capacidad de no dejarse llevar por emociones, pero esta tarea rara vez cumplía el propósito inicial de Sofía, ya que tanto dar vueltas al asunto en cuestión, se confundía y angustiaba, lo que la deprimía y aún más el hecho de no poder comprender algunos factores, que con frecuencia escapaban a su entendimiento. Los sentimientos por lo general era algo que ella no lograba entender del todo, ya que buscaba en ellos motivos y bases lógicas inexistentes para poder fundamentarlos y validarlos, debido a esto Sofía casi siempre, y aunque no lo quisiera, era bastante insensible, fría y apática con las personas que la rodeaban, pero estaba claro que esto no era con motivos maliciosos, ni exceso de confianza o soberbia, como muchas veces lo parecía, si no por falta de capacidad y pericia en el área. Así se habría descrito Sofía a sí misma o cualquiera que la conociera, al menos así era hasta el día en que conoció a Marco, desde ese momento ni ella misma se hubiera identificado con aquella descripción, Marco revolucionaba de la forma más creativa y lúdica la mente cuadrada de Sofía, la obligaba a salir de los parámetros auto impuestos, las reglas establecidas y elucidar nuevos horizontes, a hacer y pensar toda clase de cosas antes inimaginable para ella. Sin intención, premeditación, sin tan siquiera saberlo, Marco también hacia enloquecer a Sofía, pero de una forma totalmente diferente, tal vez más cuantiosa, y extenuante, pero también poética, dulce, menos lógica, él daba a su mente estricta un motivo para suspirar aliviado pese a la locura.
Sofía no sintió como el cuerpo de Marco comenzaba a contraerse mientras se llenaba de un vibrante calor y tampoco pudo leer sus pensamientos en ese instante, como varias veces lo había hecho antes, ni siquiera pudo darse cuenta de que la luz de la tarde había abandonado casi por completo aquella habitación, para dar paso a una cómoda, sugerente y conveniente oscuridad, que traía consigo prometedoras expectativas sobre los segundos por venir, Sofía tampoco pudo darse cuenta de la estrellada noche que se acercaba lentamente a través de la ventana, ni la tibia brisa que corría tras el cristal y mucho menos de los grados de calor que caían muertos junto a la luz del sol, dando paso a una temperatura menos sofocante, ya que ella estaba totalmente concentrada y ocupada en lidiar con sus impulsos y deseos más cuestionables, la tentación de satisfacer su nueva duda, aquella que la obsesionaba y movía cada célula de su cuerpo, no la dejaba pensar con claridad, ya que era tanto el ruido, el estruendo que esta provocaba en su cabeza, que prácticamente era imposible ignorarla, su inconsciente utilizó toda clase de artimañas para engañarla y obligarla a ceder frente a su persistente curiosidad, esta maniobra estaba dando resultados de tal eficiencia, que su pudor estaba a punto flaquear y abrir paso libre de acción a esta duda que la carcomía.
Sofía Despegó apenas unos milímetros los labios de la frente de Marco, esto parecía un pecado, nunca ellos habían sentido tanto deleite, casi dolía esa distancia, no quería apartarse, podría haberse quedado ahí la vida entera. Su boca se abrió poco a poco, de forma casi automática, resignada, entregada a caer y rendirse frente a sus libidos deseos, hipnotizada por el olor que emanaba cada poro en la piel de Marco, poseída por su angustiante inquietud y embriagante necesidad. Su lengua poco a poco comenzó a tratar de escabullirse entre sus labios, esta debía hallar el camino, abrirse espacio para encontrar la gloria, para satisfacer el más urgente deseo que había tenido en su existencia, cada milímetro más cerca de su meta era toda una batalla, feroz encuentro a muerte entre el deseo y la cordura, la razón y el instinto. La lengua de Sofía se encontraba tan cerca de la piel de Marco, tan peligrosamente cerca, bastaba sólo un impulso, sólo un pequeño empuje para lograr por fin calmar las voces en su mente, calmar su demencia y acallar de una vez por todo su febril estado de duda.
Sofía cerró los ojos, apagó su cerebro y sólo se abalanzó a la experiencia, ya era tarde para arrepentimientos, la batalla de opuestos había tenido como vencedor los deseos y el instinto, Sofía estaba en manos de sus emociones y a merced de su lúbrica inclinación.
Marco sintió la cálida y húmeda lengua de Sofía recorrer muy lentamente su frente, de una forma sutil, pero decidida, apasionada, con una fiereza desbordante, casi poética, de sublime humedad, gloriosa presión y de sensualidad tal como para lograr erizar cada bello en su cuerpo, abrir cada poro, electrificar cada músculo y liberar tanta oxitocina y endorfina como para intoxicar por completo su humanidad por semanas.
Marco sintió arder en su pecho la sangre de su corazón, de pronto estaba lleno de tanta testosterona y virilidad que esto atemorizó a Sofía, Marco en un ataque de masculinidad despegó su frente de Sofía, levanto la cabeza para observar su perplejo y avergonzado rostro unos segundos y deleitarse con el rubor en sus mejillas, el tamaño monumental de sus pupilas, y el rojo fuego en su pecaminosa boca, la miró directo sin pestañear, sin dudar, sin piedad alguna por el nerviosismo evidente en expresión. Se levantó lentamente de donde se hallaba sentado, cada centímetro que elevaba su cuerpo era motivo de escalofríos y temblor para Sofía, Marco nunca se había visto tan alto, tan imponente, rudo, poderoso y fiero. Sus ojos eran como fechas fatales, tan afiladas y letales que traspasaban fácilmente la coraza de Sofía, lo poco que quedaba de esta. Marco se acercó a Sofía con paso firme y decidido, con furiosa determinación, lo que la hizo retroceder, su sombra lograba cubrir por completo el pequeño cuerpo de Sofía, al igual que todas sus esperanzas de salir huyendo, y toda pizca de dominio y poder. Sofía estaba siendo presa, víctima de su propio juego, su corazón nunca había palpitado tanto, su pulso nunca había sido tan enloquecedor, su sangre jamás había estado tan caliente, su mente propensa a la enajenación, su existencia tan absorbida y aplastada en una mezcla frenética de miedo, lujuria y sonrojo. Sofía retrocedió todo lo que pudo, hasta que la pared la obligo a detenerse, esta estaba fría, su espalda pudo prácticamente erosionar la estructura con el calor de su asustado cuerpo, la mente de Sofía se encontraba en shock, no lograba comprender que había pasado con el tímido niño con el cual jugaba hace apenas unos segundos atrás.
Marco acorralo a Sofía contra la pared, sus brazos cerraron todo paso, la privaron de libertad en una seductora y masculina celda de determinación y deseo, ella estaba a su merced, era suya en cuerpo y alma , en el más discreto de los escenarios, en el más perfecto de los proscenios, cualquier cosa que ahí ocurriera no iba a ser presenciado por nada más que la oscuridad de aquella pequeña habitación, la encendida temperatura corporal entre ambos , sus agitados corazones y una que otra estrella curiosa que ocasionalmente se escabullía para brillar entre las nubes ...
\Siguiente capítulo\
Valentía, inesperado, solitaria habitación. ..
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La Inocencia
Teen FictionHistoria de amor, amistad y altibajos de la vida. Relato de punto de vista muy personal, delicado e intimo, de la vida de un grupo de adolescentes caracterizados por la inocencia y como en el camino de la vida pierden esta poco a poco, mientras crec...