La Inocencia

Cáscara y Sombra

De pronto todo fue penumbra, todo aquello que había sido sagrado, hermoso y eterno; cual polvo de galaxias y sueños de amor, ya no lo fue jamás, ya que los bellos momentos se los llevó la mala fortuna en su carruaje de desdicha. Cada paso lo alejaba de la felicidad, cada respiro de la alegría de vivir. De sus ojos repletos de belleza hace apenas unos segundos en compañía de Sofía, ya no salía más que tristes lagrimas apretadas entre la imagen dolorosa que se dibujaba en sus pupilas. Escalera abajo guiado por el estruendo de la ruptura del silencio, no se encontraba más que el peor de sus miedos de infancia y el recuerdo de lo ocurrido hace años atrás, asechándolo como bestia salvaje presta al ataque feroz.

La vida de Marco había tenido la felicidad de conocer sonrisas infantiles y momentos cálidos llenos de amor; en algún momento, hace ayeres atrás, fue él un hijo querido, un hermanos adorado y sin duda una persona feliz.

La herida que tanto sangraba y lo llenaba de temores fue hecha en un día cualquiera en su infancia, un día en lo que nada hacía presagiar la muerte de quien fue "Marco" y el nacimiento de la "sombra" que heredó su nombre.

André desde su nacimiento fue una estrella; el hijo mayor de una familia que lo esperaba con ansias y promesa de un futuro, en cual él cumpliría todos los anhelos paternos. La fortuna siempre lo acompañaba, él parecía haber nacido para el éxito, ya que nada era lo suficientemente difícil o complicado para él, quien resolvía todo con ingenio y carisma. La casa nunca estaba vacía, ya que André la llenaba con su divertida presencia y en su ausencia ésta se poblaba con anécdotas de sus ocurrencias. Así era André, ejemplar y amado hijo, admirado hermano y reflejo de todo lo que alguna vez quisieron sus padres.

Marco amaba mucho a su hermano André, él parecía ser el único que lo entendía realmente y aceptaba su forma tan pacífica de ser. A menudo ambos eran comparados por todos, y en esta desafortunada e innecesaria comparación Marco siempre perdía. Toda la familia ponía mucho humor al expresar divertidamente el cliché de sus diferencias; ya que mientras uno era alegre, enérgico, sociable y hablador; el otro era retraído, soñador y bastante propenso a la soledad, rasgos que se acrecentarían fuertemente con el tiempo.

Marco y André tenían la normal relación que existe entre hermanos, en especial la parte en la que el hermano menor observa con admiración los logros de quien le gana en edad y tamaño. André a pesar de tener muchos amigos no era del tipo de persona que podía confiar en cualquiera, especialmente sus secretos y pensamientos más profundos. Uno de esos secretos, era el peso que sentía al tener que cargar con todas las expectativas de sus padres y familia en general, esta sin malas intenciones habían agobiado su futuro, llenándolo de estudios y planes, que él mismo estaba seguro de no querer. Todos esperaban que él como hermano mayor siguiera con el legado de su padre, se encargara de los negocios y continuara engrandeciendo el apellido de la familia.

André sólo podía confiar en la única persona inteligente de su familia, así al menos lo era a su parecer y en contra de lo que pensaban todos: Marco. A pesar de ser menor que él, este prestaba consuelo, y si no era el caso, un apoyo incondicional, un alma noble dispuesta a sólo escuchar, sin criticas ni reproches.

Las conversaciones sobre un futuro que no le pertenecía se hacían cada vez más frecuente entre ambos hermanos, ya que aunque no lo quisiera André, el tiempo no tenía piedad y este no dejaba de correr, cumpliendo plazos, etapas y acercando cada vez más la fecha para una decisión final. André ya estaba convencido de sus deseos y ambiciones, pero tristemente para la familia, estas no tenían el mismo rumbo que las de las expectativas mayoritarias.

André planeaba dejar la casa, posponer la universidad por un par de años y vivir la vida, mientras decidía que persona ser en el futuro. Expresar estos planes sería sin duda lo más difícil hecho alguna vez por él, pero el miedo al dolor no lo haría retroceder en sus intenciones y planes de una vida libre.