Cap XXVI

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Narrado desde el punto de vista de ___ Pirerts.

Aunque cerré por un segundo los ojos, la luz del sol atravesaba la fina capa de piel de mis párpados. El supermercado era realmente un lugar oscuro: el día antes que me haya fugado de la casa junto a Thomas para irnos al centro y dar nuestro primer beso, el dueño de este establecimiento comenzó a quejarse por el simple hecho que las luces se habían quemado. Gracias a su personalidad tacaña e ignorante, ha preferido que el supermercado abra sus puertas desde las nueve hasta las cinco de la tarde, pues el sol se colaba fácilmente por el gigantesco e impresionante ventanal de la entrada.
Solo estaba a dos cuadras de la Residencia Sangster, por lo que opté hacer una que otra compra para mi perro, quien en estos momentos se encontraba revolcándose en el césped del pequeño jardín de la familia. Era tan pequeño, que para estos últimos no importaba su presencia.

Salí con una bolsa nueva en mi mano. En total, ahora eran tres.
Caminé a paso tranquilo hasta la casa. Aún me costaba: El dolor en mi parte baja ha vuelto a aparecer hoy por la mañana. Tan solo pensar en aquello, me volvía loca. Sobre todo el hecho de que el causante era Thomas.

Desde el punto en el que me encontraba ahora, ya me era posible visualizar la calle de la casa. Tan solo quería ingresar y ver a Thomas, quien no se había levantando aún. 
Por el momento, disfrutaba del sol infiltrandose en mi piel.
Ser mucama ya no era un trabajo forzoso: Thomas iba a contarles la noticia de nuestra relación a todos y seguramente, las cosas tomarían otro curso.

Ya me encontraba en mi cuadra cuando un par de fanáticas se encontraban en la puerta principal. Al principio supuse que estaban allí para que Thomas las reciba, pero a medida que acortaba la distancia que nos separaba, parecían alteradas.
No me gustaban este tipo de cosas, por lo que crucé a la calle y me dirigí lentamente a la puerta.
Una muchacha de cabello rojo me observó y rápidamente le habló a su compañera. Esta era de pelo negro hasta por los hombros y algo regordeta.
Todas notaron mi presencia y comenzaron a cuchichear entre ellas.
Antes de colocar la puerta en la cerradura, comencé a tener la posibilidad de diferenciar algún que otro comentario.
'Thomas si que es tan estúpido como para salir con una cualquiera. Valla injusticia' 
Quede paralizada. Mi corazón comenzó a latir con tanta fuerza que comencé a creer que se saldría por mi boca.
¿Sería capaz de maltratar a las fanáticas de Thomas? Tenía que hablar con autoridad y respeto. Si Thomas me amaba, comprendería la situación.
-Disculpa.- La muchacha regordeta me miró a los ojos, para luego dirigir su vista a la pelirroja. -No se quien lo ha dicho, pero no soy una cualquiera.- Sonaba bien.-No hay ningún tipo de injusticia. Thomas tampoco es estúpido. Sabe lo que quiere.- Les dediqué una sonrisa llena de falsedad.-Con permiso.- Coloqué la llave en la cerradura y la puerta se abrió ante mi. Proseguí a ingresar y cerrar la puerta con delicadeza. No quería ser tan dura con ellas.
A continuación, caminé hasta la cocina y dejé las bolsas sobre la mesada.
Thomas bajaba las escaleras. Al notar mi presencia en la cocina, se acercó.
-¿Cómo estás?-
-Bien.- Me limité a contestar.
-¿Sucedió algo?- Me observó extrañado. 
-Una de tus fanáticas, que por cierto se encuentran ahora en la puerta, me ha tratado de una cualquiera.- La seriedad definía su cara en este momento. -Thomas...yo se quien soy.- Tomé una aspiración. -Les he dicho que yo no era eso; que tu no eras estúpido y sabías lo que querías. Siento haberme entrometido en la relación con tus fans. ¿Me odias, verdad?- Thomas se acercó y me observó fijamente a lo ojos. Me sentí intimidada. Odiaba que hago eso.
-No te preocupes por eso.- Se limitó a decir y dedicarme una suave sonrisa. No creí ni un poco de aquellas palabras. Se alejó de mi para tomar una manzana roja de una cubeta. Quedé de pie en el marco de la puerta de la cocina con las manos formando un perfecto puño, exponiendo mis nudillos blancos. El calor y los nervios se concentraron en mis mejillas. El miedo, por el contrario, se apoderó de mis brazos y piernas. No podía dejar de invadir mi mente con la reacción de Tommy. Sé que no ha dicho nada malo, se lo ha tomado  a bien pero no me convence. Nadie es capaz de soportar semejante comentario. Un comentario lleno de desprecio. Una fanática que ni siquiera sabe quien soy. 

Fangirl-Thomas Sangster y tú- #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora