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Me fui a casa al día siguiente pensando en que no lo tenía que perdonar por todo, y así lo hice. Veamos, el 9, 10, 11 y 12 fuimos amigos que casi no hablaban, y eso no me gustó.

El 13 por la mañana salimos con unos amigos. Hablamos con ellos. Una amiga dijo que yo solo estaba con Mark porque necesitaba consumirle el tiempo a alguien.

Mark dijo:

—Ya no, yo acabé con eso —lo dijo con orgullo, y eso no solo me molestó, también me hirió. Y no sé si tú también eres de esa clase de persona que cuando está herida se cierra completamente. Bueno, yo soy así, y duré todo el día cerrada.

Él me preguntó que qué tenía, yo no le quise decir, pero él dijo: "ah ya, ya lo sé" apretó los dientes y puso esa cara que las personas solamente utilizan cuando están cansados de alguien. Tomamos el ómnibus y todo el viaje quedó en silencio, un silencio que hería y rompía.

—Ya realmente no me importa si seguimos o no con esto. Es decir, aún te amo, pero no me importa eso.

Llegamos a la parada y seguimos el trayecto caminando. La conversación quedó en silencio. El silencio estaba en todas partes.

—O sea que se acabaron los celos —me dijo.

—No, aún me gustas, así que no.

Me sentía increíblemente vacía. Sentía que mi alma estaba en todo mi cuerpo, pero que mi cuerpo no era más que eso, que no era más que alma. No sentía mi carne, ni mi piel, ni siquiera sentía que pensaba. Sentía que él allí me podría haber dicho cualquier cosa, y no me dolería; porque había entrado en un estado muy extraño pero que me gustaba. Me gustaba sentir que no podía ser herida, y que podía vivir con ese vacío.

—Entonces ya lo dijiste todo.

—Si quieres podemos tener sexo una vez por semana —le dije.

—Lo pensaré. No creo que sea una buena idea.

Nos fuimos por caminos separados. Luego, en la noche lo llamé y conversamos. Él me dijo que ya no lo celara porque no teníamos nada. Yo le pregunté si debía guardarlo. Él me dijo que sí, porque no quería que lo molestara con eso; entonces le pregunté si le quedaba batería para hablar cuando llegara a casa, dijo que no, y colgué.

Me acosté y pensé. Tenía tantas cosas que decirle, pero ninguna salía cuando hablaba con él.  Una hora después me conecté en whatsApp, y fue esa clase de "en línea" que duele.

Yo: Hola

ÉL: Hola

Yo: ¿ya vas a dormir?

Él: sí, estoy aquí mientras hago del 2.

Yo: Bueno... eh... te puedo hacer una carta?

ÉL: Claro. Ya la hiciste ¿cierto?

Yo: No, me levanté para hacerla.

ÉL: Bueno, me iré ya a dormir.

Yo: Va, que duermas bien.

ÉL: Igual tú.

Busqué una hoja, mis audífonos y un lápiz y empecé a escribir esto:

Querido Mark, te escribo porque creo que eres un idiota, y porque siempre olvido decirte estas cosas:

1) No puedes enamorarme, dejarme y luego decirme que te deje de celar, debe haber alguna regla no estipulada que te prohíba hacer eso. Pero lo haces y si sigues así, la policía de las reglas no estipuladas te buscará, te encontrará y pasarás gran parte de tu vida en la cárcel de las reglas no estipuladas.

2) No puedes rechazar el sexo a nadie, excepto a las prostis, pero ellas casi nunca te lo ofrecen gratis, y tú no eres muy guapo que digamos.

3) Me gustaría que hablásemos como antes. Que me escribieras en las mañanas como siempre porque eso me hace feliz, y que cuando llegues a tu casa aunque sea, solo hablemos cinco minutos.

4) Me gustaría llamarte luego de salir de clases porque me gusta sentir que le importo a alguien, y me gustaría que me llamases luego de que salgas de clases, porque me gusta sentir que alguien me importa.

5) Estoy notando que todas las razones tratan sobre mí.

6) Espero que leas esto con mi dulce voz

7) Si firmas esto estarás aceptando el trato.

La doblé, la metí en mi cuaderno y al día siguiente se la entregué.

Lo que nos lleva a 9 días antes de este día.


La distancia más largaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora