Como ya saben, trabajo de mesera en un restaurante conocido por los adolescentes. Así que, los rumores siguieron.
Me estoy dirigiendo hacia una mesa. Lo malo de esa mesa es que están sentadas Dayana, con dos amigas más, y Steven, con dos amigos más. Genial (noten mi sarcasmo)
-¿Que desean pedir? -dije, mientras sacaba una libreta de mi delantal.
-¿Que tienen de bueno? -preguntó Dayana.
-Pues, el especial de hoy es una pizza con muzzarela, anchoas, aceitunas, y más.
-¡Que asco! Con razón estas tan gorda -exclamó, y todos los de la mesa rompieron en carcajadas. Incluido Steven.
Me aburrí. Me aburrí de ser humillada, maltratada y todo por unas personas inútiles sin cerebro.
-No tanto como tú, cerda anoréxica -dije, enseguida todos se callaron y se me quedaron viendo-. ¡Será mejor que cierres esa maldita boca de puta que tienes o te juro que te dejaré el otro ojo morado!
Todos quedaron con la boca abierta y antes de que dijeran algo, me fui.
Me fui. Sin saber si me miraban o no. Sin saber que iba a ser despedida o no (de seguro que sí, insulté a una cliente y me fui en medio de la hora de trabajo). Salí del restaurante.
Y me fui.
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Una Tonta Historia Corta.
Historia CortaY pensar que las grandes historias comienzan con un simple "hola".