- Buen día, dormilona - dijo Steven.
- Buen día - respondí.
- ¿Como te sientes?
- Horrible.
- Lo imaginaba - dijo, sentándose en la cama, al lado mio. - Ten, te traje esto - dijo, dándome una pastilla y un vaso con agua.
- Gracias - le dije. - ¿Por qué estoy en tu casa?
- Si no fuera por mí, estarías en la casa de algún pedófilo que se quiera aprovechar de tí - respondió.
- No hay mucha diferencia - dije. Eso le arranco una sonrisa.
- ¿Terminaste? - preguntó, haciendo referencia al vaso casi vacío que tenia en mi mano.
- Sí - respondí.
Steven agarró el vaso y lo dejó en su mesa de luz que estaba al lado mio.
- Y dime - dijo -, ¿por qué lo hiciste?
- ¿Hacer qué? - le respondí.
- Ya sabes. Salir corriendo y emborracharte como si fuera el fin del mundo.
- Ah. Eso - dije -. Sólo.. Ya estoy cansada de la puta vida que llevo..
- ¿Por qué? - preguntó, curioso.
- Porqur sí, Steven. Porque sí - le respondí.
- De acuerdo - dijo.
Después de eso, sonó mi celular.
ESTÁS LEYENDO
Una Tonta Historia Corta.
Historia CortaY pensar que las grandes historias comienzan con un simple "hola".