A la orilla de Nueva York (Minkey)

VII

Te vi despertar de esa madrugada desolada en la que el sueño no me visitó. Tu no reparabas en que tal vez ese día seria nuestro ultimo, pero yo lo sabia. Y era lo único que invadía mi mente. Mis últimos momentos contigo serian hoy.

"Buenos días Bum"

"Oh Minho ¿Que te ha ocurrido? Te ves demacrado" Dijiste con esa genuina preocupación que tintineaba por mis sensaciones. Te levantaste de golpe con eso y saliste de tu habitación.
Volviste a entrar con una de tus tantas mascarillas preferidas, y sin expresar mi consentimiento me preste a que la usaras en mi.

"¿Estuviste viendo por mi toda la noche? No debiste, aunque debido a tus atenciones estoy curado" Hablabas entre risas, agradecido y con un ligero pesar de suponer que me había sacrificado por tu bien.

No es así, no he visto por ti ni he tomado tu temperatura gradualmente. Solamente no podía dormir sabiendo que ya no tendría más de ti para lo que resta de mis días. Que debía aprovechar que te tenia para estrecharte y que mis brazos se acostumbraran a la moldura de tu estética figura, pues no planeaba olvidar como era dormir a tu lado.
Mas sabia que de pensar en lo que me gustaría rememorar, traería la melancolía a la vida, y me restregaría a la cara, como si no fuera suficiente, que tu y yo no habíamos sido nada.

No quería soltarme a sollozar ahí cuando todavía te tenia disponible para mi disfrute. No iba a permitirme llorar o quebrarme cuando nada de esto te pondría triste. Y finalmente, no iba a echar a perder nuestros últimos instantes, la sincronía de nuestros respiros, el sonido de nuestras risas acompañándose.
Por el contrario, si estas eran nuestras ultimas horas, yo las usaría para verte, para admirar cada parte de ti y poder llevarla para siempre conmigo.

"Estoy bien Bummie, tan solo no me entró el sueño".

Me diste unos suaves golpecitos en la frente, no supe con que propósito fueron. Pero me dieron a entender un Lo Siento.
Sonreías tan bonito cuando estabas arrepentido, que no importaba las veces que me descuidabas, podía gozar nuevamente de esta sin problema.
Aunque la idea de suponer que ya no tendría más ni cicateando, me dejaban desasosegado.

Desayunamos platos de tu procedencia. El sazón de una madre trasgredido a sus hijos. A eso sabia tu comida, con un poco de picante pues te gustaban los sabores fuertes.
Disfrute cada bocado con animo. Ese estaba particularmente bien preparado.
Comenzaba el calor, por lo que andabas de ropas ligeras. Quizá hubiera ocupado alguna de mis rimas para halagarte como se que en ocasiones te placía escuchar. Pero por hoy me los ahorraría.
Quizá alguna tarde, mañana o noche que nos volviéramos a encontrar por la calle te lo diría al oído.
Lo cautivante que te mirabas por las primeras horas de primavera. Con el cabello enmarañado y las incontables arrugas en tu ropa de dormir.
Una vez, cuando hubiéramos crecido y viviéramos nuestros caminos por separado.
Una pesadilla para mi, un futuro prometedor por tu parte.

"Quiero que me pagues por mis cuidados" Dije sin rodeos aun en la mesa. Con el desconcierto de tus ojos puesto en mi.

"Estas de broma" Me sonreíste mordaz, claro que no lo creías.

"No, saldaras tus deudas hoy mismo". Al verme serio no supiste como reaccionar.

"Choi no me puedes hacer esto, te invite de viaje conmigo e incluso conociste a mis padres. Yo nunca te he cobrado nada".