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Y aquí es donde estoy ahora, sentado en la primera fila de uno de los numerosos honores al fotógrafo y escritor Choi Minho. Tan emocionado y orgulloso de mi hombre. Tan feliz de ver cómo todo su trabajo es reconocido.

Me encuentro bien acompañado de mis tres hijos que igual vienen junto a sus respectivas familias, todos sentados en los lugares reservados, conmigo, el espacio de su familiares y amistades.
Hasta la más chica de todas, mi pequeña Seulgi de siete años esta también ahí, junto a mi.

"¿Abuelo Kibum, hacen esta reunión para recordar al abuelo Minho?" Me pregunto en un inglés fluido que me dejo sorprendido.

Había extrañado tanto verla. Mi hijo Joongki y su esposa Naeun habían decidido vivir aquí desde que se casaron y desde entonces habían sido escasas las veces que los había visto a ellos y a sus hijas Luna y Seulgi. Mis nietas más jóvenes, de mi hijo más joven.

"Así es" Le acaricie con la mano su mejilla a lo que ella tomó entre sus manitas la mía que cubría por completo un lado de su cara. La senté en mi regazo después de eso y así fue como me dispuse a escuchar aquellas hermosas palabras.

"Buenas noches damas y caballeros, bienvenidos a todos. Esta ocasión especial los hemos convocado al gran homenaje del artista Choi Minho. Tengo también el honor de presentarles a Kibum, quien se encuentra aquí presente" El hombre me señaló sonriente "Démosle un aplauso al señor Choi y a su esposo el diseñador de modas Kim Kibum, quien fue modelo de sus obras"
Aplausos resonaron por todo el salón, y la emoción lleno mi cuerpo, avivando las emociones y removiendo mi interior.

"Abuelo" Me dijo mi nieta al oído "Lo extraño"

Suspiré y le acaricie la espalda reconfortándola "Yo también, pequeña, yo también"

Ese hombre con quien había compartido mi vida y creado recuerdos. Ahora no estaba presente, pero eso no me permitía estar triste. No cuando sabia que el nunca tuvo tiempo para eso, y no se pondría de buenas de no seguir su buen ejemplo. Nunca desanimarse ¿No es así?

Minho.

Desearía que pudieras estar aquí para ver todo esto. Pero se que de alguna manera me oyes, que desde donde quiera que sea, estas alerta, viéndonos. Solo desearía que así como tú puedes mirarme ahora yo también pudiera hacerlo.
Mas es suficiente con sentirte a mi lado.

Las formalidades terminan y es entonces que comienza en si la exposición. Y con eso también aparecen cientos de desconocidos para halagarme y felicitarme como ya es costumbre. Amistades de Minho, el era el amable del duo ¿Qué no? Hago una nota mental de eso y continuo sonriendo a quien se me presente.
Algunos otros a los que si recuerdo y con los que comparto palabras de cortesía y pequeñas historias brevemente relatadas entre comentarios.

Pero tengo que admitir que todo eso ahora me parece tedioso; extraño, siendo que mi yo joven disfrutaba de socializar casi tanto como encontrar la prenda acertada.
Ahora me tiene sin cuidado. Porque es en estos momentos precisamente, que me cuesta pensar en algo que no sea el.

Entonces, me dispongo a contemplar nuevamente esas fotografías de hace tanto, en donde yo soy protagonista. Pero nunca me canso, aunque me cueste aceptarlo. Si bien se que en esos momentos, desafortunadamente, no es con esa perspectiva tan favorable con la que veía las cosas.
Gaste mucho tiempo siendo difícil y ególatra. Pero no voy a dudar que eso hizo de nuestra relación una especial mezcla dulce y salada del asunto.

A la orilla de Nueva York (Minkey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora