Capítulo VIII

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Pov elizabeth

Abrí mis ojos y veía todo oscuro, estaba demasiado débil, traté de moverme pero sentí mi cuerpo aprisionado y muy pesado

Traté de enfocar mi vista y ya pude ver un poco más claro la habitación donde estaba, miré mis manos y piernas y vi que estaba encadenada. Miré a todos lados y cada vez todo me parecía muy conocido y familiar, mi cuerpo temblaba con el temor de que lo que estaba pasando fuera verdad.

Ya todo estaba más claro y pude darme cuenta que estaba en el calabozo en donde estuve por más de dos años encadenada.

- no!, no puede ser... No, otra vez no - las lágrimas salían de mi sin control alguno - papá por favor, papá no hagas esto - gritaba sin poder controlarme - papá por favor ayúdame -

- deja de gritar, acá estoy - dijo mi padre abriendo la puerta

- por favor padre, perdóname pero amo a Tayler -

- no quiero escuchar nada sobre él, cuando lo mate tú tendrás que sacarlo de tú mente -

- no padre, por favor no lo hagas... Por tú hija -

- no voy a permitir que alguno de mis hijos anden con otro ser que no sea el suyo y mucho menos con un perro -

- papá por favor, sueltame, déjame hablar con Rita -

- con Rita? Hablas de la traidora de Rita? - comenzó a reír - sí quieres hablar con ella tendrás que morir -

- que dices? -

- Rita está muerta, la maté después de que te ayudó a huir de acá -

- no! Porque haces esto? - pregunté con las lágrimas corriendo por mi rostro

- ya no te preocupes por ella, tuvo su merecido por ayudarte a escapar y traicionarme -

- Noooooo porque? -

- basta ya de llorar, que aún no te cuento lo mejor - dijo y su sonrisa se ensanchó - la tortura de Rita aún bolsito termina después de muerta, su hija sigue pagando por su traición -

- no puede ser, tienes a su pequeña Mitsuko acá encerrada, pero que clase de monstruo eres? -

- de los peores que existen, aunque Mitsuko ya no es una niña, van a poder conocersé mejor ya que es tú vecina de celda, se encuentra en el calabozo de al lado -

- sueltala, ella no tiene nada que ver con esto, sólo era una niña -

- eso tenía que haberlo pensando su madre antes de correr a ayudarte -

- papá, por favor -

- yo, que te lo di todo, te enseñe todo y te di otra oportunidad de vida, así me lo pagas? - se escuchaba muy enojado - te escapaste de casa sólo para irte con ese desgraciado perro -

- perdóname, pero me enamoré de él y sabía que esto sucedería -

- bueno, tú castigo por irte de mi, será pasar el tiempo que te fuiste aquí encerrada - mi padre dió varios pasos hacia atrás y salió de mi celda cerrando la puerta

- no! Papá, papá, papaaaaaaá - volví a quedar sola y a oscuras y con mi claustrofobia empezando a atacarme.

Nathaniel Y El Don De La MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora