Capítulo diecinueve

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       “13 de octubre de 2015.
  
   Querido diario:
  
  Y las esperanzas se han ido, de nuevo. Todo lo bueno que pude pensar o imaginar ayer se ha esfumado. Literalmente estuve todo el día sentada en el balcón esperando a que él me hablara. No lo hizo. Primero pensé que lo haría más tarde, pero, a la hora de irme, fue que comprendí que no lo haría.
   Hubo una vez, cuando fui a jugar baloncesto, que los dos nos encontramos. Él tenía el bienie azul oscuro que siempre tiene. No pude sostenerle mucho la mirada porque él entró a su casa. Fue doloroso.
  
   Mi hermana me asegura que me hablará, pero la verdad es que lo sigo dudando. Me duele en el alma saber que no quiere hablar. Lo quiero demasiado y al espera me desespera.”

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