CAPITULO 3

70 12 0
                                    


Lo que comenzó siendo un tímido beso fue dejándose llevar hasta que nuestros labios parecían uno, nuestras bocas se fundieron, Pablo jugueteaba sin parar con su lengua buscando la mía y viceversa, nuestras respiraciones fueron aumentando y yo por un momento creía que volvía a soñar.
Nos dejamos llevar, nuestros cuerpos cada vez se acercaban más, no podía creerme lo que allí pasaba, Pablo dejó caer su mano lentamente por mi cuello y me llenaba de caricias, quemaba allí donde iba tocando. Siguió descendiendo con su mano hasta mi cintura para atraerme aún más hacia él, el calor de nuestros cuerpos se hacía notar y ya casi no podíamos respirar... yo puse mis manos en su cuello y acaricie su nuca, el contacto con su pelo y su piel me hicieron estremecer. No recordaba la última vez que David me hizo sentir así... ¡maldita sea! Otra vez aquel pensamiento, ¿por qué no podía apartarlo de mi mente? Ni siquiera en un momento como este. Quizás no era tan fácil olvidar a quien había compartido contigo casi 3 años de su vida. Ese pensamiento debió incomodarme mucho porque Pablo lo notó y dejó de besarme, yo intenté buscarlo de nuevo pero ya se había apartado demasiado.

-Lo siento... no debí besarte.

Dijo intentando recuperar el aliento y apartando sus manos de mi cuerpo. Yo no daba crédito, todavía podía sentir sus labios acariciando los míos y aún respiraba con dificultad. Antes de que pudiera decir nada volvió a hablar.

-Sé que has sufrido una ruptura recientemente, que lo estás pasando mal y no debí...

-No Pablo, está bien, yo... -Intenté decirle que aquella historia acabó para siempre y que quería olvidarlo. También deseaba pedirle que me volviera a besar, que me ayudara a olvidar pero antes de que pudiera hablar, me interrumpió.

-No, en serio, no debí besarte, será mejor que dejemos las cosas como están. Yo solo quería saber si estabas bien y como veo que sí, será mejor que me vaya.

No me dio tiempo a reaccionar, me dejó tan planchada en aquella roca que no fui capaz de articular palabra, simplemente se levantó, me dedicó una forzada sonrisa y se fue, dejándome envuelta en aquella noche que ya nos tapaba y con aquel beso todavía pegado a mis labios, sin saber qué decir, ni qué hacer.

CUANDO TE ALEJASWhere stories live. Discover now