CAPITULO 7

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Era la segunda mañana consecutiva que me despertaba empapado en sudor, había vuelto a soñar con ella, esta vez hubo algo más que besos y no pude evitar sonreír. ¿Será posible que no me pueda quitar a esta chica de la cabeza? Habían pasado casi dos semanas de aquel beso, me juré a mí mismo que no volvería a pensar en ella y aunque al principio me costó, hacía casi una semana que se me había borrado de la cabeza, pero estas dos últimas noches había venido a visitarme en sueños y ahí nada podía hacer.

Me levanté y me di una ducha, al salir mis sobrinos corrieron hasta mí al verme aparecer por el pasillo.

-¡¡Tito Pablo!! ¡Mamá dice que cuando desayunemos vamos a ir a la playa! ¿Vienes? ¡Por fa, por fa!

Hacía tiempo que no pasaba un día de playa con la familia y a pesar de que acababa de salir de la ducha no pude decir que no a estos diablillos que me tenían robado el corazón. Así que en cuanto acabamos de desayunar nos fuimos a una de mis playas favoritas donde nada ni nadie te podía molestar.

Hacía un día de lujo, el sol acariciaba mi piel, el olor a sal, el sonido de las gaviotas y las olas chocando contra las rocas hacían que me trasportara mentalmente a otro mundo, esto era el paraíso, jugar con mis sobrinos a intentar hacer castillos en la arena era un regalo, me llenaba de felicidad.

Nos fuimos al agua y al llegar a la orilla me paré al ver a una chica de pelo castaño, largo y ondulado y con las mismas facciones de... no, no podía ser ella. Noté que mi corazón se agitaba y mi respiración comenzaba a acelerarse, quise acercarme para comprobar que en realidad no era ella, pero me sorprendí pensando que ojalá lo fuera, de pronto se le acercó un chico por la espalda y la besó en el cuello, sentí celos, un sentimiento que no debería nacer en mí porque Alma no era nada mío, hacía muchos días que no la veía y solo soñarla no la acercaba más a mí. El sonido de una voz de niña me sacó de mis pensamientos, mi sobrina me estaba llamando. Me metí en el agua y una vez dentro intenté nadar cerca de la pareja, al llegar a acercarme algo más respiré aliviado al ver que ella no era la chica que estaba deseando encontrarme, me reí para mí –Pablo, te estás volviendo loco- y volví a jugar con mis sobrinos.

Cuando llegamos a casa me duché y decidí salir a dar una vuelta, tampoco sabía muy bien a dónde ir, pero algo dentro de mí me gritaba "necesitas verla". Juré que no volvería a buscarla y me estaba fallando a mí mismo, ¿qué me pasaba? Mientras me perdía en mis pensamientos, en mi lucha interna de si ir o no a buscarla, me vi ya en su portal, conduje hasta aquí sin pensarlo, ya que estaba allí, ¿había algo de malo en ir a ver qué tal estaba? No sé si después de cómo la dejé allí plantada en el lago, ella querría verme, pero no lo pensé demasiado. Ajusté mi gorra a mi cabeza intentando tapar bien mi cara y me encaminé a su portal, la puerta por suerte estaba abierta así que subí las escaleras sin pensarlo. Una vez que estaba frente a su puerta, llamé. Tardaron en abrir, y cuando me disponía a volver a llamar, la puerta se abrió, el corazón casi se me sale por la boca hasta que frenó en seco. Un hombre mayor de unos 70 años me recibió, ¿sería un familiar?

-Buenas tardes... ¿viene a ver el piso?

-Buenas... ¿Cómo? ¿Qué piso? – La pregunta me pilló por sorpresa, no sabía a qué se refería.

-Este piso, está en alquiler y yo estaba aquí esperando a unos que estaban interesados en venir a verlo hoy.

-¿El piso está en alquiler? –Ahora sí que no entendía nada – ¿Qué hay de la chica que vivía aquí, Alma?

-Se ha mudado, ya no vive aquí, se fue hace un par de días.

Me quedé en shock, era lo último que me imaginaba, tantos días huyendo de ella, luchando contra mis ganas de volver a verla y ahora, era verdad, no la volvería a ver jamás. La voz del hombre interrumpió mis pensamientos.

-Joven, ¿está interesado en el piso o no?

-Disculpe, ¿sabe a dónde se ha ido a vivir la chica que tenía antes este piso?

El hombre soltó una risa – Amigo, no lo sé, pero si lo supiera tampoco podría decírselo.

-Lo entiendo, disculpe las molestias, buenas tardes.

Me di la vuelta y bajé las escaleras como si tuviera un saco de cien kilos en mis hombros. Me sentía desilusionado, tenía la esperanza de verla y me encuentro con esto. Se fue hace un par de días... tal vez mis sueños trataban de decirme que algo pasaba.
Me pregunto por qué se iría... espero que no fuera por mí, ella sabe que yo conocía dónde vivía y tal vez no quería volver a verme, ese pensamiento me hundió un poco más.
Volví a ponerme la gorra y salí a la calle, al meterme en el coche no supe a dónde ir y conduje sin pensar hasta que llegué al lago, nuestro lago, este sitio me recordaba tanto a ella, ya no era el mismo, por eso dejé de venir desde aquel beso.
La tarde estaba preciosa y decidí hacerme una foto, coloqué mi móvil sobre el capó del coche y esperé a que el temporizador hiciera su trabajo. La gente que viera esta foto no se podía imaginar la belleza de los colores que tenía este cielo en realidad, decidí subir la foto a Instagram, me senté en aquella roca llena del recuerdo más dulce que me persiguió durante días y ahí me encargué de subir la foto. En seguida empezaron a llegarme notificaciones, mi familia "Alboranista" siempre estaba ahí, no había manera de sentirme solo, sonreí y empecé a mirar los comentarios sin perder la sonrisa. Me quedé un rato mirando el paisaje, viendo cómo se empezaba a poner el sol, mi parte favorita, me levanté y caminé por la orilla de aquel lago y volvió a venirme a la mente aquella chica encantadora paseando por este mismo sitio. Volví a la roca y saqué mi móvil para seguir viendo comentarios de mi gente. De pronto, entre las notificaciones vi una cara que me era familiar, pinché en su perfil y no me podía creer lo que estaban viendo mis ojos, sonreí aún más, se me aceleró el pulso, era ella, Alma acababa de dar a "me gusta" en mi foto, pero no solo eso, también había dado a "me gusta" a mis fotos en días anteriores, sin pensarlo le di a "seguir".

CUANDO TE ALEJASWhere stories live. Discover now