Cambios

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Había pasado una semana desde que Megumi y su familia se habían mudado a Konoha, sin embargo, la pequeña no lograba acostumbrarse y el haber dejado Suna sin haberse despedido la dejaba aún más incómoda que el comportamiento que Gaara tuvo con ella el último día, se preguntaba que era lo que le pasaba.

—Megumi —la llamó su madre desde el piso inferior.

La morena bajó las escaleras con desdén.

—¿Sí? —Miró a su madre.

—Tienes que ir por medicinas, tu tía podría ponerse peor.

—Está bien —dio un suspiro cansado dirigiéndose a la salida—. Oye mamá.

—Dime —se arrodilló a su lado.

—¿Cuándo volveremos a Suna?

—Me temo que no volveremos, no te preocupes encontrarás otros amigos.

—¿Qué? Pero, ¿por qué?

—Konoha es mucho mejor que Suna; es más grande y aquí la gente es más amable. Tu tía está enferma y no podemos dejarla sola, ahora ve por esos medicamentos.

Megumi frunció el ceño y salió de la casa con las manos en los bolsillos.

—Que Konoha es mejor, dice... —Le dio una patada a una piedra—. Que ya encontraré a otros amigos, dice...

La chica iba muy enfadada y sentía mucha impotencia por no haberse podido despedir.

Iba caminando sumergida en sus pensamientos hasta que un azabache que también estaba algo distraído persiguiendo a otro azabache algo mayor que él la trajo devuelta a la realidad chocando con ella.

—¡¿Pero qué?! —Exclamó Megumi levantándose del suelo—. A ver si tenemos más cuidado.

—Lo sie...

—Ni te disculpes —se sacudió las ropas—. Y dice que en Konoha la gente es más amable —habló consigo misma—, lo dudo pero si algo sé, es que es más despistada.

—¿Estás bien, Sasuke? —Un chico alto con una coleta se arrodilló al lado del chico que había chocado con Megumi.

—Sí —asintió el pequeño.

Megumi pasó de ellos y siguió su camino hacia la enfermería para conseguir las medicinas hasta que se dio cuenta de algo.

—¿Dónde está la enfermería? —Se preguntó a sí misma—. Pues vaya, ahora toca volver a casa y...

Cayó en el hecho de que ni siquiera sabía donde estaba, no había salido de su casa desde que llegaron a la aldea.

—Pues vaya, ahora toca explorarlo todo —suspiró cansada volviendo a caminar.

Durante la exploración de la aldea Megumi pasó por diferentes sitios, sin embargo, nada conocido ni el centro hospitalario de Konoha.

—Uchiha —leyó en voz alta la pequeña—. ¿Distrito Uchiha? —Se cuestionó.

Se debatió entre si entrar o no hasta que escuchó unas voces, entonces se escondió entre unos arbustos.

—¿Por qué te ríes? —Miró a su hermano menor por encima del hombro—. ¿Es qué acaso solo lo hiciste para que yo te cargara?

—No es eso —hizo un puchero—. Estoy feliz porque mañana empezaré la academia.

Megumi sabía a que se refería, había pasado por enfrente de ella cuando buscaba la enfermería.

—Hermano —llamó al mayor, este lo volvió a mirar por encima del hombro—, ¿volverás a entrenar conmigo?

—Claro —sonrió—. Pero a partir de mañana tú empezarás la academia y yo estaré asignado a muchas misiones.

Medicina para el corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora