Aquí estoy

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Megumi llegaba a la aldea después de haber pasado en la frontera todo el tiempo, ya hacia algunos días que la nueva Hokage, Tsunade Senju, había llegado a la villa y la morena la divisaba a lo lejos. Rápidamente se bajó de la rama en la que se encontraba y corrió hacia la entrada. Allí se encontró a Sakura y al acercarse a ella alcanzó a descubrir que lloraba.

—¿Qué te pasa? —Le cuestionó cuando llegó junto a ella poniéndole una mano en su hombro.

—Sasuke... —La pelirrosa trató de contener las lágrimas inútilmente y alzó sus ojos verdes a los negros de ella—. Se ha marchado.

Las duras palabras de la noticia impactaron sobre Megumi como un millar de puñetazos en todas las partes del cuerpo dejándola en estado de shock.

—Ya lo sabe la Hokage y Naruto ha ido en su busca con Kiba, Shikamaru, Neji y Chouji y también hace poco partió Rock Lee.

Sin que la gennin se diera cuenta, Megumi se desvaneció y comenzó a seguir el chakra que más notaba, el de Rock Lee.

Casi se había pasado la mañana y la chica llegó a dónde su amigo cejudo peleaba contra un hombre que hacía cosas raras con los brazos, justo cuando se iba a acercar supo que su amigo estaba perdido.

—¡Lee! —Exclamó no siendo escuchada por el nombrado, sin embargo, el mayor se dio cuenta de su presencia restándole importancia.

En ese justo momento Gaara apareció salvando a Rock Lee, el chico como la joven se quedaron atónitos por un momento, pero eso era algo que Megumi no podía permitirse ahora, debía alcanzar a Sasuke y hacerlo entrar en razón.

Sin pensárselo dos veces corrió tan rápido como pudo hasta llegar al Valle del Fin, allí vió a Naruto cubierto de un anaranjado chakra extraño peleando contra Sasuke transformado con la marca de maldición.

Megumi siguió la pelea manteniéndose al margen sin saber que hacer, Megumi vio como Naruto calló inconsciente, y en ese momento, solo en ese momento, Sasuke se dio cuenta de su presencia, la morena por su parte estaba en estado de shock, pues nunca habría podido creer que el Uchiha fuese capaz de dejar en un estado tan demacrado a Naruto.

—¿Qué es lo que estás mirando? —Quiso saber el azabache al recomponerse.

Megumi salió del trance en ese mismo momento, algo molesta.

—¡¿Pero qué demonios crees que estás haciendo?! —La voz de la morena era una mezcla entre enfado y preocupación—. ¡¿Qué no ves lo preocupados que tienes a todos?! ¡¿Qué no ves lo que están haciendo por ti?!

No pudo más, la morena rompió en llanto, por su parte el Uchiha la miró con una sonrisa cínica.

—Deberías de venir conmigo —cambió de tema pensando que a pesar de su fortaleza como kunoichi era demasiado fácil de engatusar.

—¿Eh? —Megumi abrió mucho los ojos sorprendida por la petición de su amigo, cuando la sorpresa pasó procedió a tratar de reencaminarlo—. Sasuke...

—Me lo suponía —resignado chasqueó la lengua dándole la espalda.

—Pero... —al comenzar la chica a hablar, él se detuvo a mirarle por encima del hombro—. Tu hogar... Tus amigos... Tu aldea...

—Mi hogar lo perdí aquel día —Sasuke miró a la morena—. ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas como Itachi nos destrozó la vida?

Megumi apretó los dientes al escuchar el repudio que las palabras de su amigo expresaban al hablar de su hermano mayor.

—Entiendo que a ti Itachi-san te hiciera mal, pero yo no ten…

—¿Acaso ya no te acuerdas de como él asesinó a tu hermana? —La interrumpió—. ¿De como tuviste que empezar a buscarte tú tu vida cuando tu madre no podía con la suya? ¿De lo alterada que viniste a mi casa aquella noche?

Las duras palabras del Uchiha calaron en la chica, ella sabía todo lo que su amigo le había dicho, sabía que la mayor parte del mal que había pasado era por Itachi, pero aún así, ella no podía olvidar la última mirada del mayor, ella sabía que había algo que este ocultaba y ella estaba dispuesta a averiguarlo, aunque así tuviera que desertar de la aldea por seguir a Sasuke.

—Solo déjame ocho horas —espetó seria—, pasado ese tiempo volveré aquí y te ayudaré en lo que haga falta.

Sasuke asintió y se esfumó justo en el momento en el que Kakashi llegó al lugar para tomar a Naruto, luego, el trío emprendió de nuevo el camino de vuelta a Kohagakure.

Al llegar estaba anocheciendo, sin embargo, eso no detuvo a Megumi que fue directamente a la oficina de la Hokage para informarle de lo que haría a continuación.

—¿Realmente estás segura de esa decisión? —Quiso saber Tsunade.

—Sí —respondió tras pensárselo un rato—. Creo que es lo mejor.

—Está bien —asintió dando el visto bueno a la situación—. Pero si en algún momento te agobias, por lo que sea: no dudes en volver.

Megumi asintió.

—Has de saber que está misión es muy importante y arriesgada, es una misión de rango S —comunicó dando sus últimas palabras.

—Sí...

Megumi salió del despacho de la rubia y se encaminó a su apartamento, una vez allí se propuso recoger solo las cosas necesarias para su viaje, y una vez que las tuvo todas reunidas emprendió a su encuentro con Sasuke.

A las afueras de la villa se encontró con el trío de Sunagakure, Gaara, Temari y Kankuro se dirigían de nuevo a su aldea.

—Hey, Meg —la mayor de los hermanos se dirigió a ella—. ¿Cómo tan tarde fuera de casa?

Los otros dos hermanos se quedaron mirándola fijamente esperando su respuesta, especialmente Gaara.

—Tengo una misión —respondió simplemente con una débil sonrisa.

—¿De qué trata? —Osó preguntar Kankuro.

—Es información confidencial.

Dicho esto volvió a seguir su camino.

—Llevas demasiadas cosas —habló por primera vez el pelirrojo—. ¿Estarás mucho tiempo fuera?

—Creo que sí... —Explicó ella bajando la mirada al suelo.

—Me gustaría tener tiempo para hablar contigo —lo que acababa de decir Gaara pilló a todos por sorpresa.

—Quizá en algún descanso —sonrió ella ampliamente—. Te prometo que en cuanto tenga un momento iré a Suna a verte —respondió sorprendiendo está vez al pelirrojo, este no alcanzó a ocultar su sorpresa—. Me vendrá bien volver a visitar la aldea.

La chica sonrió por última vez y saltó a un árbol marchándose, estuvo saltando de árbol en árbol hasta que llegó al Valle del Fin, Sasuke ya se encontraba allí esperándola.

—¿Lista? —Se dirigió a ella sin cambiar su serias facciones.

—Sí —se acercó a él, aún le quedaba a ambos un largo camino por recorrer.

Medicina para el corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora