Promesa rota, corazón arreglado

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La pequeña morena corría hacia la casa de su amigo pelirrojo lo más rápido que podía. Al llegar tocó la puerta y esperó a que le abrieran. Cuando Kankuro lo hizo esta entró al borde del llanto sorprendiendo al moreno y a Gaara que también había ido a abrir la puerta, tan solo que no había llegado a tiempo.

—¡¡Lo siento Gaara!! —Exclamó al entrar—. Sé que te prometí un regalo el Día de Navidad pero.... —No aguantó más y rompió en llanto mientras Gaara caminaba hacia ella para consolarla—. Gaara, lo que pasa es que...

—Tranquila, no importa —sonrió el pelirrojo abrazándola sorprendiendo a Kankuro quien seguía inmóvil impactado en la puerta.

—Sí, sí que pasa —dijo la morena separándose de su amigo—. Rompí mi promesa.

—Supuse que había pasado algo.

—Sí... —Bajó la mirada.

—¿Te apetece pasar a contarlo? Hace mucho que no dibujamos juntos.

—Sí —empezó a seguir a Gaara hasta su habitación. Por otra parte Kankuro aún seguía sin creer lo que sus ojos acababan de ver.

Una vez estuvieron en la habitación del pelirrojo este empezó a sacar las pinturas.

—Ahora que estás más tranquila ya me puedes explicar —le ofreció una hoja y pinturas.

—Te compré el regalo —miró por la ventana que dejaba entrar la luz de la Luna—. Lo compré antes de irme.

—¿Irte? —Preguntó el pelirrojo.

—Mi familia y yo partimos hacia Konoha durante dos semanas, como ves acabo de llegar.

—Ya veo —suspiró pensativo—. ¿Y tus padres saben que estas fuera de casa a estas horas de la noche?

—Ni una palabra —respondió mostrándole un dibujo al pelirrojo.

—Tan solo por curiosidad... ¿Cuál es mi regalo?

—Tendrás que esperar para verlo —sonrió dirigiéndose a la puerta de la habitación—. Espérame aquí, voy a mi casa un momento y vuelvo.

Al decir eso la morena salió de la habitación del chico dándole las buenas noches a Yashamaru cuando este pasó por su lado y se encaminó a su vivienda.

—Desde luego es una buena chica —sonrió el adulto cuando pasó por la puerta de la habitación de Gaara—. ¿Tienes el regalo listo?

—¡Sí! —Exclamó Gaara feliz—. Y por fin, después de dos semanas, podré dárselo.

De vuelta con Megumi esta se encontraba trepando por la pared de su casa para subir a su habitación sin hacer mucho ruido, coger el regalo de Gaara y volver a salir de la misma manera para así poder entregárselo al pelirrojo.

Al coger el regalo se encaminó a toda velocidad a la casa del pelirrojo, al llegar allí le abrió Rasa, quien tuvo una cara de sorpresa mayor que la de Kankuro.

—Buenas noches Kazekage-sama,¿puedo pasar? —Sonrió haciendo una pequeña reverencia.

El mayor se apartó de la puerta sin pronunciar palabra y Megumi se dirigió a la habitación de Gaara donde se encontraban él y Yashamaru.

Medicina para el corazón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora