V

142 14 2
                                    

(Brett, Mei, Darrell y Zar en multimedia)

«Act like you mean it// Haz como si te importa.
You mean it // Te importa.
You got a story you never tell // Tienes una historia que nunca cuentas. »


James estaba cantando en la ducha.
Me moví sin ganas y golpee la puerta.

-¡Debería ser ilegal cantar así de mal a estas horas de la mañana!- grite.

Volví a mi cuarto y me vestí.
Un dato curioso de mi hermano es que al cantar, parece un gato pariendo.

Baje las escaleras y vi a Brett en la cocina.
-Buenos días- dije alegre.

El ni se molestó ni en mirarme.
Llevaba así desde ayer y no sabía el motivo. ¿Acaso Brett tenía la regla o era bipolar?

-¿Qué te pasa?- pregunté cuandoo se sentó enfrente mío con un tazón de cereales- Estas muy distante- murmure.

Dejó de mirar al tazón y por primera vez me miró.

-Te olvidaste de ir al partido- sonaba dolido- Te estuve guardando un sitio y esperándote como un completo idiota-

Mierda...

-Lo siento, lo siento, lo siento- murmuré cerrando los ojos con fuerza- Se me olvido-

Con lo que pasó con Hank, se me olvido por completo el partido.
¡Estupido rubio y estupido Hank!

-¿Cómo puedo recompensarte?- pregunté rápidamente.

Nada más decir esas tres palabras, Brett subió la cabeza y me miró con una sonrisa ladeada para después subir las cejas arriba y abajo.

-No, idiota, no mal pienses- dije riéndome.
-¿Qué te parece dar una vuelta hoy? Como una cita- dijo haciendo énfasis en cita.- Aunque.. Si quieres la primera propuesta, por mi bien- volvió a sonreír y me miró de arriba a bajo.

Rodé los ojos.
Comencé a pensar en su propuesta de la cita. Brett Crezcki ha sido mi amor platónico desde que le conocí y ahora me estaba ofreciendo una cita.

¿Qué podía salir mal?

Lo único que no debería pasar a toda costa es que mi hermano se entere.

-Esta bien, con la condición de que mi hermano no se entere- dije- nos decapitaría a los dos.

El río y se metió una buena cucharada de cereales. Mi hermano entro y se creó el silencio entre nosotros.

(...)

-¿Te gusta?- preguntó Brett cuando llegamos al hermoso parque.

Era una zona llena de árboles con flores, un césped impecable, y algunos bancos y mesas de madera para merendar.

-Me encanta- dije para darle un cariñoso abrazo.

Nos sentamos en los bancos, uno en frente de otro, y comenzamos a charlar sobre cómo fue el partido que me perdí.

Al poco rato, el saco de su mochila un par de sándwiches.
-Entonces no me pasó el balón, y el muy idiota no consiguió marcar gol, ¿te lo puedes creer?- dijo con la boca llena de comida.

¿Era mi sensación o es que este chico solo hablaba de su maldita anfitrión al futbol y al béisbol?

Deje de escucharle hace bastante tiempo. No quería ser mal educada, pero el deporte no es mi punto fuerte y menos si llevaba unas dos horas hablando de eso.

Hey Becca! •N.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora