Capítulo 10

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Capítulo 10: "Celos de Lucy"

– ¿Eh?

– Ahora pasas más tiempo con Gray, ¡hasta parece que haces equipo con él!

Ante ese comentario, Lucy no pudo evitar sentirse ofendida. Se molesto. Una imagen de Natsu y Lisanna juntos apareció en su mente, haciendo que su cólera aumentara.

– ¡No soy la única! Tú también, ahora pasas más tiempo con Lisanna, ¡parecen los mejores amigos, como lo eran antes!

Y otra vez, reino el silencio.

Lucy soltó lo que había deseado decir desde hace días atrás, pero al momento de decirlo, se arrepintió. Aunque, ya era tarde.

– Es verdad. – rompió el silencio Natsu

– ¿Eh?

– Tienes razón, tal vez sea mejor seguir con mi amistad con Lisanna. Digo, para no molestarte a ti y a Gray. – dijo Natsu mientras daba media vuelta

– E-espera, no... no quise decir eso...

– Pero lo dijiste.

Y con eso, volvió el silencio.

Natsu salio de la cocina, camino sin detenerse ni mirar a nadie.

– Vámonos, Happy.

– Pero... Lucy...

– Ella esta ocupada con Gray.

Happy bajo sus pequeñas orejitas. Y triste, siguió a Natsu.

Salieron, cerrando la puerta tras ellos. Dejando en su lugar, un gran silencio.

– Lucy...

Nada.

– ¿Lucy?

– ¿Escuchaste? – pregunto desde la cocina

– Con sus gritos se me haría raro que alguien no los haya escuchado. – respondió Gray

Lucy no respondió.

Otra vez, silencio.

Gray se preocupo, se levanto del sillón y camino hasta la cocina.

Al abrir la puerta, se encontró con Lucy.

Ella miraba hacia el suelo, en vez de la curva que formaban sus labios comúnmente, ahora estaba en una fina línea recta.

– Lucy, ¿estás--

– Lo siento, pero creo que no podrás quedarte aquí. – hablo ella

Su voz era cortante, fría. Sin el ánimo que ella siempre llevaba.

Gray sólo asintió. Camino hasta la salida, abrió la puerta y antes de irse, volvió a mirar a Lucy. Ella ya se había recostado en su cama, tapada completamente por la sabana. Salió, cerrando la puerta tras de sí.

No se movió, permaneció unos segundos ahí, para confirmar su suposición.

Segundos después, pudo confirmarla al escuchar, sollozos.

Una mueca de dolor cruzo su rostro, para luego irse de ese lugar.

Caminaba sin saber que hacer. Miro al gremio, las luces estaban encendidas, aún estaban ahí.

No sabía si sería la mejor opción, pero en ese momento sólo quería quitarse la culpa.

Entro al gremio, casi no había nadie. Sólo menos de diez personas, y para su suerte, las indicadas.

A base de celos - NaLuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora