aléjate!

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Los padres de Deidara se habían ido temprano por la mañana y se habían llevado a Naruto para dejarlo en su colegio.
Decidieron no despertar a Deidara ya que no era mucho aporte en realidad.

- Cuidalo, que no salga hoy a menos que ses contigo, si viene alguien a verlo no puede recibir visitas, de todas maneras sus amigos ya estan advertidos, no puede utilizar internet, esta estrictamente castigado por su comportamiento de anoche.- le decía Minato a Itachi a través del teléfono. Estaba enojado ya que anoche su joven hijo había tenido un vergonzoso y muy mal comportamiento.

- no se preocupe, no le quitare los ojos de encima.- decia el azabache en su ahora nueva habitación en la casa de los Namikaze. Como debía estar atento a Deidara sus padres le concedieron un cuarto para que se quedara con ellos en caso de ser necesario.

- confío en ti Itachi, y suerte, se que Deidara es dificil.- concluía el hombre.- pero es un buen chico.- término para despedirse.

Itachi miro su movil por ultima vez antes de guardarlo en su bolsillo del pantalón. Salio hacia la sala a esperar a que el rubio diera indicios de seguir con vida.
Eran las 10 de la mañana y nada. Deidara no se levantaba. Decidió levantarse del sillón y al girarse se encontró con el rubio de pie frente a la subida de la escalera.

-tenia fe en que solo eras una pesadilla.- dijo el rubio comenzando a caminar hacia la cocina.

-Buenos dias para ti tambien.- le dijo Itachi. Le causaba gracia ver al chico todo despeinado y con cara somnolienta.

Deidara se preparó leche chocolatada fría en un vaso y le colocó una bombilla, y nuevamente subió a encerrarse a su cuarto sin dirigir mirada al otro hombre que se encontraba de pie mirando cada movimiento que realizaba.

Mentalmente comenzó a compararlo con un intruso, un invitado de mal gusto o inclusive con una cámara de seguridad de esas a las que no se les escapa nada del foco. Era desesperante sentir la mirada del moreno encima, por eso habia preferido encerrarse en su cuarto.

- me aburro....- murmuró a la nada mirando el techo de su cuarto, tenía ganas de salir a caminar, pero sabia que Itachi no lo dejaria, maldito intruso. Dirigió su vista a la ventana de su cuarto de manera inconsciente, pero recordó algo. Bajo el balcón del cuarto de su madre habia una rejilla de madera para que las enredaderas pudieran crecer por ahí. Una sonrisa se dibujo en su rostro.

Tomo su toalla y salio de su cuarto para ir a ducharse, vio a Itachi de reojo hacia el primer piso, pero no lo encontró por mas que lo busco con la mirada. No le dio mas importancia al asunto y se fue a duchar.

Una vez listo dio un ultimo vistazo, pero no se encontró al uchiha por ningún lado dentro de su campo visual.

-tal vez se cansó y se fue, hum.- dijo feliz para si mismo y decidió ir hacia el cuarto de sus padres, no fuera a ser que el maldito Uchiha estuviera parado en la puerta principal esperando por si el salía.

-Cómo su yo fuera idiota.- volvió a decir para si mismo y procedió a abrir la ventana para salir al balcón.
Cuidadosamente se subió en la baranda y pasó sus pies hacia el otro lado para apoyarlos en las rejillas, se soltó finalmente del balcón y quedo completamente afirmado en la rejilla.
Sintió sus piernas temblar ligeramente pero se calmó y comenzó a descender como si de una escalera se tratase. Al llegar abajo dio un saltito triunfante hacia atrás cayendo en tierra firme.
Se giro dispuesto a marcharse cuando choco contra algo, o mejor dicho, alguien.

-I...itachi!?.- dijo sin poder ocultar su asombro.

-Buen intento, Deidara.- le dijo el moreno causando irritación en el menor.

Comportate!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora